Por John McCurdy
Traducido por Maribel González –
Queridos creadores, en esta lección regresamos
a la confianza. Pues se podría decir que cuando
se trata de amarse a uno mismo, la confianza
es la hora de la verdad.
La confianza es donde se hace realidad.
Porque cuando toman esa decisión de
enamorarse de ustedes, de aceptarse a
ustedes tal como son, ello plantea
cuestiones, queridos amigos.
¡Oh, plantea cuestiones importantes!
Pues la verdad es, que no están muy
contentos con ese cuerpo suyo.
No están contentos con cómo se ve, con
cuánto pesa, o con sus dolores y achaques,
o con otras cosas que podrían estar pasando
dentro de él. Y la verdad es, que no están
muy contentos consigo mismos.
No están muy contentos con las cosas
que han hecho. No están muy contentos
con la forma en que su vida se siente
como un desastre. No están muy contentos
con su incapacidad de controlar la vida, y
hacerla de la manera que quieren que sea.
No están muy contentos con la forma
en que aparecen en el mundo.
Oh, hay tantas cosas que salen a la luz
cuando eligen amarse. Ha habido
muchas veces en que han fracasado tan
estrepitosamente, así que,
¿cómo podrían confiar en ustedes mismos?
Pero queridos amigos, si no confían en otra
persona, entonces no están aceptando a
esa persona. Es tan sencillo como eso.
Si sienten que no pueden confiar en ellos,
se debe a que hay algo en ellos
que no pueden aceptar.
No es bueno ni malo.
Es simplemente la forma en que es, y
lo mismo puede decirse de ustedes.
Sienten como si hubieran hecho todas
estas cosas malas. Que han fallado
tantas veces, y que no han tenido éxito
en las cosas que más les importan.
Perdieron la confianza en ustedes
desde hace mucho, mucho tiempo.
Perdieron la confianza cuando primero
se encontraron fuera de Todo Lo Que
Era, perdidos y solos en el vacío, sintiéndose
como si hubieran sido despedazados en
billones de billones de fragmentos.
Pensaron que habían hecho algo malo, por
lo que dejaron de confiar en ustedes mismos.
Y desde entonces, a lo largo de su viaje,
ha habido muchas veces en que fracasaron, o
en que pensaron que hicieron algo malo.
Pero ahora ha llegado el momento, queridos
amigos, de ver las cosas de manera diferente,
de ver la verdad de quién y qué son, y de por
qué hicieron ésas cosas. Porque
queridos amigos, nunca hicieron nada malo.
Cuando salieron del hogar fue por su
propia elección, y por la elección del Espíritu.
Pues ustedes querían conocerse, y no hay
manera de conocerse más que experimentando
todo acerca de ustedes. Y eso incluye lo
bueno y lo malo, ya que ambos son
parte de ti, querido creador.
La verdad es que nunca han fallado. Nunca, jamás.
La verdad es que nunca, jamás, han hecho nada malo.
Pues todo ha sido un juego, queridos amigos.
Todo fue una experiencia destinada a ayudarlos
a descubrirse. Y aquellas personas con
quienes sienten que fueron injustos,
estaban jugando el juego con ustedes.
Ellos son seres eternos, queridos amigos, igual que
ustedes. Son creadores soberanos, al igual que
ustedes, y eligieron, en algún nivel, jugar ese juego
con ustedes y experimentar su lado de esa interacción.
Y lo más probable, queridos amigos, es que ellos
hayan jugado ese juego con ustedes antes, sólo
se invirtieron los papeles. Lo más probable es que
en algún momento en el pasado les hicieron daño
a ustedes de una manera similar a como
ustedes les hicieron daño esta vez.
Oh, no es venganza, queridos amigos.
Es un maravilloso acuerdo que hicieron con
sus amigos angélicos, a entrar a esta vida y
jugar entre sí, a fin de que cada uno pudiera
experimentar todo lo que hay para experimentar.
Accedieron a ser el agresor en una vida, o el
abusador, y ellos accedieron a ser la víctima
para que cada uno pudiera experimentar cómo era.
Y accedieron a cambiar los papeles en otra vida, y
dejarlos a ellos ser el abusador y ustedes la víctima.
Fue un gran juego, queridos amigos, y les ayudó
a descubrir quiénes son. Y ahora ha llegado el
momento de que el juego llegue a su fin.
Ahora ha llegado el momento de que ustedes
recuerden quiénes son y por qué jugaron el juego.
Y en ese recuerdo, queridos amigos, llega la confianza.
Pero para recordar, es necesario confiar en ustedes mismos.
La confianza es una elección.
Como humanos consideran a la confianza como
algo que se debe ganar. Pero no se puede ganar,
queridos amigos, porque sin importar qué tan
confiable pudiera ser otra persona, llegará un
momento en que los defraudarán.
Deben hacerlo, porque ellos deben ser sobre
su propio camino y ustedes deben ser sobre el
suyo, y sus necesidades y las necesidades de
ellos nunca pueden coincidir por
más de un periodo de tiempo.
Pero más que nada, la confianza en ustedes
es una elección. Es una elección elegir ver
su vida con otros ojos. Es una elección ver su
vida desde una perspectiva mayor.
Es una elección ver su vida desde la perspectiva
del gran creador, en lugar de desde la
perspectiva de la víctima humana pequeña.
Puede ser una elección difícil, queridos amigos,
pues hay muchas partes de ustedes, y muchos otros,
a los que todavía no han perdonado.
Y hay una parte de ustedes que
quiere mucho no perdonarlos.
Pero queridos amigos, si quieren recuperar su
creadorazgo, entonces deben perdonarlos.
Porque hasta que no lo hagan, no pueden ser un
creador. Hasta que no perdonen a todo el mundo
fuera de ustedes, y hasta que no perdonen a cada
aspecto de ustedes, estarán atrapados en su
victimismo y en su juego de ser pequeños.
Así que, queridos amigos, es hora de confiar
en ustedes. Es hora de verse desde la perspectiva
de quien realmente son, y ver su vida como el
maravilloso juego que ha sido.
Pues lo han jugado bien, queridos amigos.
Es difícil ver eso desde el punto de vista humano,
pero lo han jugado bien y no tienen
absolutamente nada de qué avergonzarse.
Inhalen eso, queridos amigos.
Ustedes no tienen absolutamente nada de qué
avergonzarse, no más de lo que necesitan estar
avergonzados de las cosas que soñaron anoche.
Así que elijan, queridos amigos. Mírense en el espejo;
mírense a los ojos, y decidan confiar en ustedes mismos:
Querido sí mismo, querido yo,
Me he avergonzado de ti, y lo siento. Y a partir de hoy
elijo aceptar todo acerca de ti, y a partir de
hoy elijo confiar en ti.
¡Elijo confiar en ti absoluta y completamente!
Elijo confiar en todo lo que sale de mi boca,
y todo lo que hago, y todo lo que no hago.
Elijo confiar en mi cuerpo, y que sabe lo que
tiene que hacer para cuidarse.
Elijo confiar en que mi cuerpo sabe cuánto
debe pesar, y que sabe cómo lidiar con los
cambios que están ocurriendo dentro de él.
Elijo confiar en mi mente y en todo lo que piensa.
¡Elijo confiar en la TOTALIDAD de mí!
¿Pueden hacer esa elección, queridos amigos?
¿Pueden mirarse en el espejo y decirse eso, y decirlo en serio?
Somos completos.