”Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas” Santiago 1:2
Nuestro ser está compuesto por el espíritu, alma y cuerpo. Con nuestro espíritu podemos tomar contacto con Dios; con nuestro cuerpo podemos movilizarnos y en nuestra alma se encuentra la mente, los deseos, los sentimientos y la voluntad.
Es en esta área, la del alma, que principalmente sufre cuando estamos atravesando problemas. Nuestros sentimientos están cargados de tristezas, no sentimos deseos de nada, los pensamientos que nos vienen son oscuros y poco alentadores, y nuestra voluntad pareciera quebrada, desanimada para seguir viviendo.
Tener gozo en las pruebas, humanamente hablando, es una locura pero la Palabra de Dios nos dice que tengamos sumo gozo, es decir gozo sublime y abundante.
¿Cómo lograr tener sumo gozo si estamos hundidos en los problemas y desánimos? Lee la Palabra de Dios, conversa con El y recuerda que ahora la única manera es por medio del Espíritu Santo. Él produce en el cristiano gozo inefable y sublime aún en tiempos de diversas pruebas. Este gozo trasciende el sentimiento, y aún lo que yo pueda pensar, pues es un gozo que fluye de la misma presencia de Dios.
En la medida que le damos lugar al Espíritu Santo para que reine en nuestro espíritu, éste se derramará sobre nuestra alma y cambiará nuestro estado emocional, la hará sentir como Dios siente y nuestra voluntad querrá practicar el gozo del Cielo. En este día abre todo tu ser al Señor y deja que el Señor trabaje. Nadie mejor que nuestro Dios para producir lo que El ha prometido en medio de las pruebas: ¡Sumo gozo!
Señor. No puedo entender cómo harás para darme sumo gozo en medio de mis problemas, de mis angustias pero decido en este día creer que Tú lo puedes hacer, leer Tu Palabra y conversar contigo. Derrama tu hermosa presencia oh Espíritu de Dios, para que pueda aún sentir ese maravilloso “toque” por todo mi ser. Gracias Señor. En el Nombre de Jesucristo, amén.