Los hijos de Dios
también gimen
"Porque sabemos que toda la creación gime a una, y
está con dolores de parto hasta ahora, ; y no sólo ella, sino que
nosotros mismos que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros
también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la
adopción, la redención de nuestro cuerpo" Romanos 8:22-23.
Aunque nacimos como hijos de Dios mediante la regeneración y
tenemos al Espíritu como las primicias, nosotros también
gemimos porque aún estamos en el cuerpo, el cual está
relacionado con la vieja creación: debemos admitir que nuestro
cuerpo todavía pertenece a la vieja creación y no ha sido
redimido; por eso, nosotros gemimos en este cuerpo al igual
que la creación lo hace. Sin embargo, mientras gemimos,
tenemos las primicias del Espíritu, las cuales se nos dan como un
anticipo de la cosecha venidera.
Estas primicias son el Espíritu Santo a quien disfrutamos como
muestra del disfrute que tendremos de Dios en plenitud, es decir
de todo lo que Dios quiere para nosotros. Dios lo es todo para
nosotros. El pleno disfrute vendrá el día de la gloria. No obstante,
desde ahora, antes que tengamos el pleno disfrute, Dios nos ha
dado un anticipo. Éste es Su divino Espíritu como las primicias
de la cosecha, la cual será el pleno disfrute de todo lo que Él es
para nosotros.
Si hablamos con los incrédulos, ellos admitirán que, en cierto
sentido si disfrutan de sus entretenimientos, como el baile o el
juego de apuestas, por poner dos ejemplos. No obstante,
también nos dirán que nos son felices. Ellos también están
gimiendo, pero sólo eso, pues no cuentan con nada más.
Nosotros, por el contrario, mientras gemimos, tenemos en
nuestro ser interior al Espíritu como las primicias, como un
anticipo de Dios mismo. Incluso mientras estamos sufriendo,
tenemos el disfrute, o sea, el sabor de la presencia del Señor.
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