DETRÁS DE LAS PUERTAS CERRADAS

En un mensaje de correo electrónico recibido leí algo que tiene mucho que ver con lo que comparto hoy.

Cuando callas también hablas de ti mismo.
Cuando callas un secreto conozco tu fidelidad de amigo.
Cuando callas tu propio dolor conozco tu fortaleza.
Cuando callas ante el dolor ajeno conozco tu impotencia y tu respeto.
Cuando callas ante la injusticia conozco tu miedo y tu complicidad.
Cuando callas ante lo imposible conozco tu madurez y dominio.
Cuando callas ante la estupidez ajena conozco tu sabiduría.
Cuando callas ante los fuertes y poderosos conozco tu temor y cobardia.
Cuando callas ante lo que ignoras conozco tu prudencia.
Cuando callas tus propios meritos conozco tu humildad y grandeza.
El Silencio es el tiempo donde el sabio medita, La cárcel de la que huye el necio Y el refugio donde se esconden los cobardes.
Siembra para ser tú mismo...

Hay silencios que tienen distintos significados y este bellísimo mensaje recibido los expresa con claridad.

De lo que me gustaría hablarte hoy, es de un silencio que averguenza, un callar que tiene que ver con situaciones que no queremos mostrar. Que pensamos que otros no pueden conocer. Y ese silencio nos va enterrando cada vez más en un espacio, en una realidad de nuestra alma que no es bueno. Y que como todo lo secreto que no podemos compartir, nos va alejando de Dios (porque si no es bueno para compartirlo con ningún hombre, tampoco queremos compartirlo con Él).

Ante la pregunta formulada en una encuesta anónima hecha por un sitio cristiano:

¿creés que la plaga de la pornografía en internet es un problema para los cristianos?

No me sorprendí al encontrar que las respuestas fueron las siguientes:

64% responde : “si, soy cristiano y lucho con ello”

25% dice “si, soy cristiano pero ese no es mi problema”

9% responde “la pornografía no es un problema para los cristianos”.

Me sorprendió esta cifra, porque me acordé de una encuesta similar que usé en una reflexión usada en un programa de 2006. En ella las cifras mostraban que un 50% de los cristianos reconocían que la pornografía era un problema para ellos. Hoy esa cifra aumentó a un 64% en estos años.

Esta encuesta que hoy traigo a vos se realizó en el marco de la presentación de un libro escrito por dos psicólogos cristianos de EE.UU. llamado “Behind Closed Doors” (Detrás de las puertas cerradas).

Otros estudios han arrojado cifras similares incluyendo la que realizó en el año 2002 el prestigioso sitio de Internet www.pastors.com en el que se reveló que el 54% de los pastores habían reconocido haber visto pornografía ese mismo año.

También la revista Christianity Today ha señalado que el 37% de los pastores afirman que la pornografía es un "problema en estos momentos" para ellos.

Estos psicólogos encaran el problema diciendo que la pornografía a través de internet se ha convertido en una plaga que atrapa a millones de cristianos, entre los que se encuentran pastores y líderes.

“Vemos que esto es una epidemia global que no se va a marchar” declaró el Dr. Baird, uno de los autores.
“Estamos tratando de alertar a la comunidad cristiana rompiendo las barreras denominacionales para que trabajemos juntos y combatamos este lado oscuro con información real y de utilidad”

El título del libro es bien significativo. “Detrás de las puertas cerradas” tiene que ver con lo que varones y mujeres hacemos en la intimidad, cuando estamos a solas, cuando ninguna otra persona nos ve.

Desde hace dos años la venta de computadoras portátiles (notebooks) supera ampliamente la de máquinas de mesa. Eso convierte a estas máquinas en una poderosa herramienta de oficina utilizable en cualquier parte; pero también las convierte en un arma letal, porque esa misma portabilidad hace que puedan usarse en la mayor intimidad y en cualquier ambiente de la casa.

La estadística muestra que en la mayor parte de los hogares de clase alta, media y media-baja hay por lo menos una computadora.

Y estas mismas estadísticas se aplican a nuestras comunidades cristianas, incluidos por supuesto nuestros líderes y clérigos.

Los pastores y ministros utilizan sus computadoras para preparar sermones, clases bíblicas, manejar correo electrónico, llevar la contabilidad de sus iglesias, preparar presentaciones de power point y muchos etc.

Eso hace que también estén expuestos y tengan la puerta abierta para que a través de esta misma poderosa herramienta informática pueda entrar a sus vidas la pornografía.

En mi computadora personal recibo cientos de correos electrónicos de publicidad basura no deseada. Muchos de ellos son acceso a sitios para adultos. Eso les pasa a todos, la tentación está tan cercana como abrir un correo.

“Vivimos en una sociedad altamente sexualizada, y estamos condicionados a creer que nuestra sexualidad es una función primaria de nuestro estilo de vida", acota el otro psicólogo autor del libro, Vanderbeck.

“El sexo por Internet es como una droga. Un proceso muy seductor del cual las personas pueden ser esclavas”

En lo personal, creo que los condicionantes están en todas partes, comenzando por la televisión misma. Los programas de mayor raiting se esfuerzan por mantener competitividad trayendo a las pantallas las mujeres más exuberantes con cuerpos trabajados por la cirugía estética.

Las revistas anuncian sus fotografías con mujeres ya completamente desnudas en primera plana en todos los quioscos.

La pornografía distorsiona nuestra relación con la sexualidad personal y con la pareja. Consciente o inconscientemente comparamos esos cuerpos perfectos y artificiales con los de nuestra realidad. Eso afecta nuestra relación de pareja de un modo profundo.

Eso distorsiona también la relación con la sexualidad en nuestros adolescentes y jóvenes, que ni siquiera tienen la experiencia de vivir la pareja haciendo centro en el amor y no en el sexo.

Eso afecta y destruye la inocencia de nuestros niños, a quienes se filtra la pornografía a través de sus programas de chat. Hace poquito (solamente unas semanas) una hermana mayor encontró a su hermanita de 8 años hablando por chat con alguien que era un varón adulto… y bien adulto.

Este hombre estaba invitándola a encontrarse. Sabemos que seguramente para nada bueno. Y pasó aquí, en Río Gallegos y en una familia cristiana.

Estos psicólogos hablan en su libro que“La familia cristiana es muy vulnerable”; a menudo, por temor los padres no están dispuestos a hablar abiertamente y con amor a sus hijos sobre estos problemas. En parte lo que buscamos es que se cree un diálogo abierto entre padres e hijos”.

Comparto totalmente lo que dicen. Todo debe poder hablarse con libertad. Si hay temas de los que no se habla se generan dentro de la familia sitios oscuros donde pasan cosas que no son de Dios.

En este momento estoy sintiendo que hay temas de los que no se habla con los niños porque los padres no pueden hablarlo, ya que se encuentran infectados de esta plaga de la pornografía.

Porque los adultos a cargo espiritualmente de esos niños están prisioneros de esta enfermedad del alma.

Y esta enfermedad está haciendo que Dios no pueda llegar hasta ellos.

Adultos que hablan de Dios, que predican a Dios, que leen la Biblia y participan de las reuniones en sus iglesias pero que guardan en lo íntimo, en lo secreto de sus habitaciones a puertas cerradas algo de lo que no pueden hablar con nadie.

Y esto hay que hablarlo.

Hay que poner por testigo a otro hermano en la fe que esté preparado para escuchar.

Para poder salir de ese lugar en el que probablemente estés, es necesario que puedas abrir tu corazón y sacarlo a fuera.

Me acuerdo de dos situaciones que tienen que ver con esta prisión de la que te hablo. En un caso, hace 7 años aproximadamente, un pastor de El Salvador aprovechó la gran distancia física para hablarme de su adicción.

En el otro, fue otro pastor de la zona norte de Santa Cruz.

Ambos necesitaban hablar con alguien que no los conociera, que no fuera de su iglesia, porque solos no podían y no se animaban a confesar su pecado.

En ambos casos había mucha angustia, porque la prisión de la pornografía estaba afectando sus matrimonios, su relación con sus hijos y también con los feligreses de su iglesia.

Es que si la cabeza está enferma todo el cuerpo se contamina.

Tu silencio muestra cómo sos. Tu silencio muestra quien sos.

Es necesario limpiarte, porque tus manos están sucias y estás ensuciando a otros.

No podés seguir ni un minuto más así, porque esto te está asfixiando.

Y está matando a quienes están más cerca tuyo.

Y está destruyendo tu futuro.

Y está contaminando de esta enfermedad a mucha gente.

Este es otro tema del que no se habla, y del que se sale hablando.

Me gustaría terminar haciendo mía una oración que aparece en el salmo 51. Tomate el tiempo de hablar con Dios en intimidad con Él de estas cosas, y comprometete ante Él a sacar afuera esto que te está haciendo tanto daño.

Salmo 51:6 al 12 He aquí, tú deseas la verdad en lo más íntimo, y en lo secreto me harás conocer sabiduría.

Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve.

Hazme oír gozo y alegría; que se regocijen los huesos que has quebrantado.

Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades.

Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.

No me eches de tu presencia, y no quites de mí tu santo Espíritu.

Restitúyeme el gozo de tu salvación, y sostenme con un espíritu de poder.

Hay una puerta que estaba cerrada y que acaba de abrirse hoy.

¿Vas a volver a cerrarla?

HECTOR SPACCAROTELLA

Río Gallegos Argentina

tiempodevocional@hotmail.com

www.puntospacca.net

El mensaje de correo electrónico mencionado al principio lo escribió Norberto Brunat de Río Turbio, Argentina

(La encuesta fue tomada de www.entrecristianos.com)