Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Fraternalmente unidos
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 Normas de convivencia en el grupo-- 
 Lee la Biblia aquí! 
 Biblia en Power Point 
 Conoce tu Biblia 
 La Biblia en ocho versiones 
 Recursos Teológicos 
 Estudios biblicos 
 Reflexiones- Hernán 
 Selección de pasajes Bíblicos- por Hernán 
 Biografías de hombres de la Reforma protestante- Por Hernán 
 Arqueología Bíblica (por Ethel) 
 Reflexiones 
 Jaime Batista -Reflexiones 
 Tiempo devocional-Hector Spaccarotella 
 Mensajes de ánimo--Por Migdalia 
 Devocionales 
 Escritos de Patry 
 Escritos de Araceli 
 Mujer y familia- 
 Poemas y poesias 
 Música cristiana para disfrutar 
 Creaciones de Sra Sara 
 Fondos Araceli 
 Firmas hechas-Busca la tuya 
 Pide Firmas 
 Regala Gifs 
 Libros cristianos (por Ethel) 
 Panel de PPT 
 Amigos unidos-Macbelu 
 Entregas de Caroly 
 Regala Fondos 
 Texturas p/ Fondos 
 Separadores y barritas 
 Retira tu firma 
 Tutos 
 Tareas HTML 
 COMUNIDADES AMIGAS 
 
 
  Herramientas
 
General: De despreciada a hermosa y perfecta
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 05/05/2013 03:48

De despreciada

a hermosa y perfecta

 
De despreciada a hermosa y perfecta
Sólo el Señor tuvo misericordia. Pasó junto a mí y se fijó en mi insignificante presencia solitaria. Se dio cuenta del abandono en que me hallaba y se llenó de compasión.

Pobre nací. Pobres fueron mi padre y mi madre. La noche señalada, aquella en que broté a la vida, no me atendieron con los cuidados que una recién nacida precisa.

No quisieron anudar mi cordón umbilical, tampoco bañarme. No hubo ropa adecuada para mí, ni ungüentos especiales empaparon mis indefensas carnes.

Mi madre me desechó como a ser impuro, huyó enseguida sin importarle cuál sería mi suerte. Mi padre nunca me reconoció como suya, ni se preocupó en venir a buscarme. Alguien tan pequeña como yo era, a todos desagradaba.

Entré a formar parte de la vida sin existir para los otros. Nadie me quería. Parecía que nadie oía mi llanto de súplica. A nadie le importaba mi desnudez, mi frío y mi hambre.

Sólo el Señor me tuvo misericordia. Caminaba cerca. Al pasar junto a mí me miró, se fijó en mi insignificante presencia solitaria. Se dio cuenta del abandono en que me hallaba y se llenó de compasión. Apostó por mí, por mi savia. Conmovido dio orden a mi alma para que no me abandonase. Me procuró alimento adecuado. Me protegió con su poder.

Y pasó el tiempo. Como si mis males hubiesen desaparecido, crecí como los bien nacidos. Sí, crecí. Mi cuerpo de mujer se fue desarrollando. Mi cintura tomó forma y mis caderas se ensancharon. Crecieron mis pechos. Se estilizó mi figura. Me sentí plena de gozo al ver en lo que me había convertido.

Comprobar en el remanso del río lo que era, mujer llena, me trajo ilusiones desconocidas. Pero el reflejo de mi ser en el agua clara, mostró además mi desnudez y mi soledad.

 Reflexionaba sobre esto y fue entonces cuando regresaste. Tú regresas siempre en el momento oportuno. Me miraste de nuevo con tu especial manera. Te diste cuenta de que me hallaba en tiempo de amores y que me encontraba aún desamparada y sola. Tu manto cubrió mi piel joven. Me hablaste con palabras dulces y cariñosas. Me alentaste. Quisiste oír una promesa de mis labios, escuchar que sería tuya. Lo fui. Yo tuya y tú mío.

Me cuidaste con mimos, como si fuese una criatura pequeña e indefensa. Purificaste mi cuerpo. Perfumaste mi ser con aromas deliciosos. De tus alforjas sacaste un vestido de alegres colores y cubriste mis pies con calzado fino. Me ataviaste con especial encanto: un collar, pulseras y pendientes.

Todo parecía estar hecho a mi medida. Me sentí completa. La felicidad que me proporcionó tu compañía era muy grande. Lo es todavía.

Aquellos que en otro tiempo me despreciaron se vieron obligados a reconocer la belleza y los dones que me regalaste. Me respetaron. Fui hermosa y perfecta por el encanto con que me adornaste. Tú, Señor, lo hiciste, lo haces todo.

 (Paráfrasis personal de Ezequiel 16, 3-14) 
 

Autor: Isabel Pavón



Primer  Anterior  2 a 5 de 5  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: Lolis Navarrete Enviado: 05/05/2013 04:41

Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 05/05/2013 21:13
 
 
Gracias Hector, muy buen mensaje, me gustó! Araceli

Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: Lolis Navarrete Enviado: 06/05/2013 05:09

Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: Lolis Navarrete Enviado: 10/05/2013 04:03
 buenas-noches_338.gif


Primer  Anterior  2 a 5 de 5  Siguiente   Último  
Tema anterior  Tema siguiente
 
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados