¿Una generación perdida?
Nadie puede negar que el sistema educativo en nuestro país está viviendo el peor momento de la historia.
Los gobiernos en nuestra Argentina ha tenido siempre, desde la época de Sarmiento, una especial preocupación por la calidad de la enseñanza.
Sin embargo en las últimas décadas esta búsqueda por la excelencia ha ido declinando progresivamente, agredida por las interminables huelgas promovidas por reclamos gremiales (que insisto, no son nuevas en el sistema educativo), la remisión de contenidos espirituales (oración a Dios a la entrada y salida del establecimiento escolar, maestros de formación cristiana, etc.) , la no adaptación a las nuevas tecnologías y recursos (es bastante absurdo pensar por ejemplo que en 2013 una maestra siga usando pizarrón y tiza como única ayuda visual, en un tiempo en que nuestros niños y jóvenes procesan muchos megabytes con imágenes de gran resolución, y kilos información en sus computadores fuera del aula).
También hay una decadencia marcada en la cuestión patria. Probablemente la conveniencia turística de promover fines de semana largos y la tendencia de los últimos 20 años para que los actos escolares se realicen el día antes al feriado nacional hayan contribuido. Lo cierto es que hoy los niños no saben exactamente cuál ha sido la labor patriótica de San Martín o quién fue Juan Manuel de Rosas.
Sin embargo, no para tranquilizarnos sino para ampliar nuestra visión de la problemática en el sistema educativo, me gustaría transmirte que este declive no es solo argentino.
Fijate lo que el 7 de febrero del año 2000 (hace 13 años) decía el pastor David Wilkerson:
“Los niños de América en la actualidad son una generación perdida. Ninguna otra generación en la historia ha sido tan saturada por el sexo, drogas, alcohol, codicia y asesinato a tan temprana edad. Mi pregunta es, ¿a quién culpamos?
El mundo sabe que algo terrible ha ocurrido en las escuelas de la nación. El crimen y la violencia son tan comunes que ahora muchos edificios escolares tienen detectores de metal. Muchachos del séptimo grado pueden conseguir pistolas y arrazar con sus compañeros de clases sin pena alguna.
Nuestro sistema educativo mismo es vil y pervertido. Los maestros estan introduciendo a los estudiantes al ateísmo, la evolución, homosexualidad, actitudes sexuales libres, intolerancia anti-religiosa. Un maestro no puede poner una Biblia sobre su escritorio-pero puede mostrar literatura de temas como el comunismo hasta la pornografía.
Desde que nuestro sistema judicial echó a Dios de nuestras escuelas, Satanás se ha apoderado de ellas. Sin embargo estoy convencido que no es nuestro corrupto sistema en las escuelas que ha maldecido a nuestra niñez. “
Podemos ver un plan, que parece fríamente calculado, que afecta a la sociedad occidental toda y a cada uno de los países de América y Europa.
Trato de mostrarte que mentes influidas indudablemente por el demonio están haciendo un trabajo certero e impecable. Y que esto que estamos viendo va mucho más allá de las fronteras argentinas.
Por otra parte, si desde mi adolescencia en los años 70 puedo percibir esta progresiva degradación que indudablemente está maquinada en un contexto espiritual, tengo que suponer que también debe ser apreciada también por los líderes cristianos de toda America, como lo reclama por ejemplo Wilkerson.
Me pregunto, si es así como supongo, ¿porqué callaron permitiendo la corrupción y decadencia del sistema social a través de la educación de nuestros países?
¿Porqué las iglesias (tanto el catolicismo como el protestantismo) han permitido o por lo menos tolerado sin levantar su voz, todo este mecanismo degenerativo?
Igual que lo han hecho saber Wilkerson o Graham en Estados Unidos de Norte América, estoy convencido de que muchas de nuestras iglesias se han convertido en edificios vacíos espiritualmente. Aquellos que debimos erguirnos como atalayas reclamantes que alzando la voz en todos los estamentos sociales buscando defender a nuestros niños y jóvenes protegiéndolos de la esclavitud social y espiritual, nos hemos callado la boca.
Guardamos silencio.
Sacaron a Cristo de las escuelas y nos callamos.
Sacaron a Cristo de los medios de comunicación nacionales y callamos.
Vemos cómo nuestros hijos caen en el alcoholismo, la pornografía, las drogas, el sexo libre y desenfrenado y callamos.
Este panorama sin embargo no estaría completo si no incluyera una pieza fundamental en este rompecabezas social. La institución que es considerada la célula base del estamento social: LA FAMILIA.
Todas estas influencias de las que hablo juegan su papel indudable en la desintegración de nuestra juventud.
Pero la verdad es que ni las escuelas, ni los medios de comunicación, ni las iglesias donde se rinde culto a un dios muerto y la presencia del Espíritu Santo no parece manifestarse, pueden generar esta ruina social por si solas.
Creo que el mayor ataque del demonio en el siglo XX y XXI está en los hogares. La principal responsabilidad por estas generaciones de jóvenes con mentes y espíritu quemados descansa primordialmente en los padres. El hogar es donde las raíces de rebelión y maldad son sembradas.
Por eso es que la institución matrimonial y la familia están siendo sistemáticamente atacadas.
¿Te enumero algunos de los golpes más efectivos?
- 7 de cada 10 matrimonios en nuestro país terminan en divorcio;
- Padre y madre fuera de casa 10 horas al día y los niños que se quedan con una niñera o en una guardería.
- una sociedad consumista que obliga a embargar los ingresos permanentemente en nuevas tecnologías, en nuevos autos, en costosas vacaciones, etc.
En lo que hace a las iglesias cristianas y a las personas que hemos tomado una decisión comprometiéndonos con Jesús como centro de nuestras vidas, también cuestiono la eficacia de nuestra entrega.
Buscamos el toque fresco de Dios… ¿pero su Espíritu Santo te dió una preocupación renovada por tus hijos?
Cómo buscadores de su Presencia, ¿no deberíamos sentir una urgente necesidad de ocuparnos primordialmente de lo que está pasando espiritualmente dentro de nuestros hogares cristianos?
A ver si puedo ser claro, no existe avivamiento espiritual que no empiece por casa.
No podemos ir a la iglesia buscando el toque renovador del Espíritu Santo pretendiendo que todo está bien en casa cuando no lo está.
Y esto por supuesto también es una norma espiritual que afecta a mi propia familia.
Y puedo ver en mi matrimonio y en mis hijos algunos efectos de haber descuidado (en parte por ignorancia, pero también por una falta de acuerdo del contexto espiritual en que debían haber sido levantados los muros espirituales de protección del hogar) el control del ingreso de toda la parafernalia demoníaca.
(Hay quienes me critican porque descubro públicamente cuestiones de mi vida personal, pero no sirve que escuches o leas un mensaje que no tenga un contexto de íntima realidad. Vos necesitás a alguien de carne y hueso y no a alguien que para hablarte se sube a tres metros de altura espiritual, como si la regla con que se mide el presente no le afectara).
El mensaje de Dios aquí es tan claro como el cristal: Padres y madres, ustedes estan encargados de guardar su hogar de todo ataque satánico que trate de entrar. Esto significa que vos que sos papá o mamá, sos responsable por cada libro, cada disco, cada amigo que tu hijo entra por las puertas. También sos responsable por cada influencia dentro de tu hogar, sea televisión, video o el internet.
Creo sinceramente que los padres de hoy necesitan más sabiduría y discernimiento que otros en la historia. Satanás tiene muchas más invenciones malas y disfrazes sutiles para usar contra el pueblo de Dios. Y sólo a través de oración diaria y diligente, la inmersión en la Palabra de Dios tendremos el poder contra él como guardianes de nuestros hogares.
Un día todos vamos a tener que dar cuentas al Padre y responder por la forma en que criamos a nuestros hijos. Y en ese momento, ninguno de nosotros podrá dar una excusa ni podrá culpar a nadie.
Yo te pido que estando a solas con Dios puedas examinarte, preguntando si Dios está realmente presidiendo tu hogar, y si su Amor está llenando los vínculos familiares.
¿Sos un verdadero guardián de tu hogar?
¿Bañás a tus hijos diariamente en oración?
¿Dedicás tiempo diario solamente para estar con ellos?
¿Tenés firmeza para decir NO cuando te das cuenta que algo es negativo espiritualmente?
Pongo aquí algunos consejos que el pastor Wilkerson da a sus feligreses y a la iglesia toda respecto de la relación con nuestros hijos:
“Debo advertirte, sin embargo - si tus hijos están descarriados o no son salvos, no debes predicarles. Sencillamente ora por ellos. No puedes atacar a nadie para que entre en el reino de los cielos. Adicto trás adicto me han dicho, Aun tengo un zumbido en mis oídos de los gritos de mi madre. La podía oir hasta el final de la cuadra.
No hay poder en levantar la voz, porque todo poder descansa en el Espíritu Santo. Por lo tanto, fortalécete en tu respeto por la Palabra de Dios. Cuando alguien entra por tu puerta, deben sentir la autoridad de Dios en tu hogar inmediatamente, sin que una palabra sea pronunciada. Y hasta que tus hijos sean adultos, tú eres el guardián con la autoridad para poner las reglas.
Las escrituras dicen claramente que si tu crias a tus hijos bajo la autoridad de la Palabra de Dios, ellos no se apartarán de esa enseñanza. Puede que se alejen por un tiempo, hasta por años - pero con el tiempo los traerá nuevamente a la verdad.”
Creo que estas enseñanzas pastorales son tan claras que tendríamos que hacer un cuadrito y pegarlo en algún lugar visible de la casa.
Para terminar, me gustaría adaptar en un contexto familiar ISAIAS 44:
Isaias 44:1-4 (…) Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, papá y mamá, a quienes yo escogí. Porque yo derramaré aguas sobre el secadal, y ríos sobre la tierra árida: mi espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos: Y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas.
Es una promesa de Dios que hoy la hago tuya. Buscá su Presencia en tu hogar y te prometo en Su Nombre que el presente cambiará.
Esta promesa es para vos, que estás sediento, para vos que orás y buscás en Su Palabra diariamente, para vos que buscás su Espíritu Santo derramándose sobre tu vida.
Declará estas promesas como tuyas, bañá a tu familia en oración y vas a ver los cambios.
Te lo prometo.
HECTOR SPACCAROTELLA
tiempodevocional@hotmail.com
www.puntospacca.net
(apoyándome en un mensaje de David Wilkerson de febrero del año 2000)