El antiguo pacto y nuevas buenas de salvación
Anteriormente de acuerdo al establecimiento del AT., lo ordenado por IEUE, a los hijos de Israel, era con respecto al cumplimiento de la ley. Pero por la rebeldía a no querer ellos cumplir, Dios se desentendió de ellos, y determinó concertar un nuevo pacto, no como el primero, que para buscar el perdón de sus transgresiones, tenía que el sacerdote de año en año hacer sacrificios de animales, y todo se había hecho una costumbre, que a Dios ya no le Agradó; y que lejos de quitar el pecado, lo que hacía era lavarlos en el estado corporal de las personas, pero el alma continuaba empecatada y expuesta a una muerte segura, pues el alma que pecare esta morirá.
una vez venido Cristo y tras predicar la buenas nuevas de salvación, se concertó el nuevo pacto, no conforme a la Ley, en lo cual se basaba lo anterior, sino conforme a la gracia cimentada en la fe y en el amor de Dios, de acuerdo a las cosas del espíritu, y ya no solo para los hijos de Israel (Jacob), sino para todas las naciones del mundo.
Las buenas nuevas, es un nuevo mensaje de salvación (distinto al anterior), para toda la humanidad, conforme a ciertos requisitos, que gracias a ese amor se nos permite cumplir. Por tanto, el Evangelio Santo y eterno, que significa, buenas nuevas de Salvación, el cual es una luz que resplandece en las tinieblas, Jesucristo empero lo mandó a predicar a toda Criatura diciendo:
"Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere será condenado (Mc. 16.15-16).”
En función de ello, es necesario predicar en el Nombre de Jesucristo, el arrepentimiento y perdón de pecados en todas las naciones del mundo (Lc.24-47)." En consecuencia, todo el que crea para ser salvo, debe bautizarse en el Nombre de Jesucristo, pues no hay otro nombre bajo el cielo en el que podamos ser salvo (Hec. 4.12).
Para más claridad de lo inmediatamente planteado: es que todos los que se arrepientan y se bauticen en el Nombre de Jesucristo automáticamente todos los pecados les serán perdonados (Hec. 2.38); y si al permanecer en el camino del Evangelio, guardando la palabra de Dios, en la que implica unidos en el perfecto amor, acontecerá, que en el día del juicio final ante el Gran Trono Blanco, no se le imputará alguna culpa; y por tanto no serán condenados, y el galardón que recibirán, será la vida eterna.
Satanás que sabiendo, que el que cree y es bautizado conforme al Evangelio, será salvo, ha estorbado por todos los medios a su alcance, para que muchas almas no se conviertan de las tinieblas a la luz, es decir, se queden en la incrédulidad y no se conviertan a Cristo. Es por esto que el Aposto Pablo dijo: “Pero si nuestro Evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no le resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y nosotros como vuestros siervos por amor a Jesús (2ª Co. 4.3-5).
Finalmente, hay salvación para los que creen y se bautizan conforme al Evangelio de Cristo, pero hay condenación, para los que no creen, ni se bautizan.