¿Podría ser éste el día? Sí, ¿podría ser éste el maravilloso día? Sí, sí, ¿podría ser éste el maravilloso día en que nos diéramos cuenta? ¿De qué? Que la vida transcurre más allá de tu “buena intención” de ser quien ocupe la posición de Controlador Satelital de todo. Que no has sido designado por Dios como el Guardián de la Humanidad para inspeccionar lo que hace cada persona que te rodea. Que mucho menos tu función es la de Juez, categorizando y etiquetando a todo el mundo. Que no es bueno para tu salud ni para la del prójimo llegar a cada lugar y ser el Corregidor de cada “error” señalando la falta de turno. Que tampoco tu espalda tiene la suficiente contextura como para ser el Rescatador de todo n&aa cute;ufrago que se cruce frente a tus narices. Que la gente (y eso te incluye) tiene un tiempo para ver, aprender y cambiar. Y que aún en presencia de este proceso, tu rol de Consejero sólo es válido cuando alguien te invita a o cupar ese lugar. Imaginá (suena a John Lennon el comienzo de la frase)… ¡cuántos cargos y cuánta carga podría desaparecer: Controlador Satelital, Guardián de la Humanidad, Juez, Corregidor, Rescatador y Consejero! ¡Parece mucha carga para una persona! ¡Cuánto más llevadera podría ser tu existencia sin todo es tu mochila! ¿No te parece? Existen infinidad de razones por las cuales te adjudicaron o te adjudicaste estos roles. No me quiero hoy meter con esos motivos. Pero sí considero que hoy puede ser un día especial si comenzás a…:
- Identificar este proceso en tu vida
- Rebelarte contra esa forma de ser y proponerte un cambio
- Pedir ayuda para que te hagan notar cuando aparece este estilo y pedir ayuda para desarrollar nuevas actitudes y comportamientos
- Enfocar tu tiempo, energía y esfuerzo en aquello que sí está a tu alcance siendo intenso en ese pequeño ámbito de la vida
- Asumiendo las imperfecciones de todos (y eso te incluye a vos y a mí)
Amigo, jubilate de todos esos cargos. Ya los llevaste bastante tiempo. No podés cambiarlo todo. Sí podés, con la ayuda de Dios, empezar a cambiar lo que vos sos. ¡Ah, qué bueno, podemos andar más livianitos por la vida!!!
GUSTAVO BEDROSSIAN |