LA FE AFECTA NUESTRA VIDA.
Después de que Jesús anunció que había sido enviado por Dios, algunos quisieron deshacerse de El, habiendo llegado a la conclusión de que no era un buen hombre. Pero, “con todo, muchos de entre la multitud creyeron en él”. Toda la evidencia estaba delante de ellos. Algunos escogieron creer; otros escogieron no creer.
Las personas hacen exactamente lo mismo hoy. La fe es una elección; escogemos creer o no creer. Sin embargo nuestra elección no es ciega. La abundante evidencia de la veracidad bíblica nos lleva a tomar una decisión fundamentada en hechos irrefutables. Por lo cual no tenemos excusa cuando decidimos no creer. Como enseña el médico amado en su evangelio: Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra.
La fe es el principio operativo de la vida. Es el medio mediante el cual nos relacionamos con Dios y vivimos la vida en libertad. La Biblia nos enseña que la fe afecta nuestra vida en varias formas.
Primero, somos salvos por fe (Efesios 2:8-9). Segundo, “vivimos por fe, no por vista” (2 Corintios 5:7).
Esto es más que ser digno de fiar ya que una persona puede cumplir con una tarea sin ser creyente. El ingrediente agregado a la gente fiel es que conocen la verdad por lo que se puede esperar que sean confiables.
La calidad de cualquier relación se determina por la fe o confianza. “Son muchos los que proclaman su lealtad, ¿pero quién puede hallar a alguien digno de confianza?
(Proverbios 20:6). Las palabras fe, confianza y creer son todas la misma palabra en el idioma original. El hombre que tiene fe cree en algo. El que cree también confía, de lo contrario realmente no cree. No hay un concepto más cercano a la vida que la fe porque lo que creemos determina como vivimos.
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