El agua que de la fuente brota nívea, pura e inmaculada quiero pintarla muy blanca cual azucena enamorada. Al mullido césped lo pinto de un verdecito bien claro con piedritas de rocío y perlas del cielo pálido. En él pronto me sentaré a admirar mi creación y rojos intensos usaré para pintar mi corazón.
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