¿Se puede o no comer cerdo?
Cuando tiempo atrás comencé a compartir en medios de comunicación temas relacionados con la salud y la alimentación hubo muchísima repercusión, numerosas devoluciones.
Hubo voces que estaban de acuerdo y quiénes no. Lo importante es que muchos fueron movilizados a preguntarse qué estaban comiendo.
Hay una verdadera necesidad en la gente de hablar de estos temas, porque todos somos conscientes de que estamos comiendo mal y nos está haciendo daño.
Además no soy el único que saca a luz temas de alimentación, sino que estamos escuchando hablar de ello en todos los medios de comunicación. Hablan gurúes de la ciencia (cada uno con su propia receta) y también psicólogos o líderes religiosos.
Recientemente salió a luz que una partida de leche en polvo comercial para bebés estaba contaminada con un nivel de toxicidad que la convertía en veneno. Afortunadamente fue detectada antes que mate a nadie.
De todo lo que compartí hasta ahora, lo que mayor controversia generó en los oyentes o lectores fue el tema de la carne de cerdo.
La gente me preguntaba si yo era judío, si era adventista, si era musulmán… y la verdad es que ninguna de esas afirmaciones es cierta.
Es que estoy buscando respuestas y respecto de la carne de cerdo es sorprendente que opiniones de los más variados ángulos religiosos y científicos coinciden en lo dañino que es para el hombre comerla.
Y no se trata de “legalismo”. No estoy hablando de pecado.
Si un médico te lo prohibiera porque te hace mal, ¿le harías caso?
¿Y por qué no hacerle caso a Dios? Él es quien nos está diciendo “eso te hace mal”.
Claro que como siempre digo, vos podés estar o no de acuerdo con estos comentarios. Lo importante es que no te quedes con una idea “porque sí y nada más”. Te invito a investigar, a buscar respuestas y solamente aceptes una u otra opinión cuando estés plenamente convencido que esa es la verdad.
Lo que me interesa es ayudarte a formar un criterio propio. Después serás tu quien decidas lo que hacer.
La Biblia dice en Deuteronomio 14:3-8 :
Deuteronomio 14:3 al 8 No comerás nada abominable.
Estos son los animales que podréis comer: el buey, la oveja, la cabra, el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montés, el íbice, el antílope y el carnero montés.
Y cualquier animal de pezuña dividida que tenga la pezuña hendida en dos mitades y que rumie, lo podréis comer.
Pero éstos no comeréis de entre los que rumian o de entre los que tienen la pezuña dividida en dos: el camello, el conejo y el damán; pues aunque rumian, no tienen la pezuña dividida; para vosotros serán inmundos.
Y el cerdo, aunque tiene la pezuña dividida, no rumia; será inmundo para vosotros. No comeréis de su carne ni tocaréis sus cadáveres.
Entonces: ¿Por qué los cristianos lo comen?
En los evangelios sinópticos: Mateo capítulo 8 (28-34), Marcos 5 (1-20) y Lucas 8 (26-39), podemos leer que Jesús expulsa un demonio que toma posesión de una piara de cerdos. El evangelio de Marcos nos da más detalles. Llega a decir que el nombre de ese demonio es "Legión" (Mc 5,9), referencia clara al destacamento más importante del ejército romano. De este modo podemos saber que, en el ambiente de aquel momento, los dominadores romanos eran considerados por el pueblo como lo más repulsivo.
En la interpretación de algunos autores es clara la ironía de este episodio. Dicho con otras palabras, se trata de adivinar el lugar en que habita el demonio; su casa son los cerdos; y los cerdos representan a los romanos opresores.
Pero este episodio también tiene una óptica distinta: las personas conceden mayor valor a los bienes (una piara de cerdos) que a la vida humana en libertad.
Jesús no tiene inconveniente de echar a perder una piara de cerdos, con tal de liberar a una persona.
Para la mayor parte del mundo cristiano, el hecho de comer o no comer carne de cerdo no tiene importancia. Se trata simplemente de una cuestión cultural.
Algunos de ustedes me decían que Jesús abolió estas cuestiones al declarar puros todos los alimentos:
Marcos 7:18 y 19 Y El les dijo: ¿También vosotros sois tan faltos de entendimiento? ¿No comprendéis que todo lo que de afuera entra al hombre no le puede contaminar,
Por qué no entra en su corazón, sino en el estómago, y se elimina?
El apóstol Pablo va en la misma línea cuando escribe a Tito:
Tito 1:15 Todo es limpio para los limpios, pero para los contaminados y los que no tienen fe, nada es puro, porque tienen contaminada su mente y su conciencia.
¿Es que estas afirmaciones contradicen los dichos del antiguo testamento? ¿Es que los libros de Levítico y Deuteronomio ya no son vigentes?
Si la respuesta es afirmativa, ¿por qué siguen incluyéndose estos libros en nuestras Biblias?
Mi pensamiento al respecto es que Jesús cerró el capítulo de la ley y abrió el de la gracia. Para los judíos el tema de la ley era cuestión de vida o muerte. Jesús y Pablo nos llevan a buscar respuestas e interpretar estos temas con una mirada espiritual.
Uno de los lectores de estos artículos me dijo que leyera la primera carta a los Corintios capítulo 10. Lo hice porque soy obediente, y te comparto el texto:
1 Corintios 10,31-33 "Ya coman, ya beban, hagan lo que hagan, háganlo todo para gloria de Dios... hagan en todo como yo, que me esfuerzo en complacer a todos en todo, no buscando mi interés, sino el de los demás, para que se salven."
Apelo a tu conciencia. El centro de tu vida no puede ser el estómago. Y allí es donde cometemos el error de convertir la comida en un ídolo, en un dios falso. La falta de darle a los alimentos más importancia de la que deberían tener.
Quisiera darte hoy una visión despojada de lo estrictamente religioso respecto de la carne de cerdo. Afirmaciones que parten de descubrimientos de la ciencia.
Estoy verdaderamente convencido de que la prohibición que Dios hizo a su pueblo respecto de este animal, tenía fundamentos fisiológicos que no podían ser explicados porque hace 7000 años las personas no sabían lo que era una bacteria o el genoma humano.
Los médicos descubren en este tiempo que la carne del cerdo tiene una dotación genética muy similar a la nuestra. A tal punto esto es así que se ha utilizado mucho en trasplantes de órganos a humanos.
Pero ahora se está observando que no es recomendable. Esa similitud genética hace que numerosos virus y tipos de cáncer pasen directamente al cuerpo humano. El doctor Jonathan Stoye y sus colegas, del Instituto Nacional para la Investigación Médica, en Londres, han publicado en la conocidísima revista científica “Nature” (16-10-1997), que hay dos clases diferentes de pro virus en el cerdo que son capaces de infectar a las células humanas. Aseguran que pueden representar un peligro para la salud y que ya se había comprobado en anteriores estudios.
Los virus se han descubierto en varias razas de cerdo, incluyendo algunas de las que se han criado selectivamente para trasplantes en humanos. El doctor Stoye y sus colegas han dicho, tras estudiar la magnitud del problema: "El número de pro virus que está presente sugiere que la posibilidad de obtener cerdos sin virus va a ser una tarea muy difícil, QUIZÁ IMPOSIBLE."
La estructura del aparato digestivo del cerdo elimina una mínima parte de los productos de desecho, con lo cual la mayoría se queda almacenado en su grasa. Estas sustancias son toxinas que el organismo humano acumula si lo consume.
También es el responsable de los brotes de gripe en aquellas poblaciones consumidoras del mismo. Y este tema de la gripe porcina no empezó en 2009.
Si estudias qué animales están permitidos para ser utilizados como alimento Levítico y Deuteronomio, encontrarás especies herbívoras, cuyas proteínas son digeridas más fácilmente por nuestro organismo, sin ofrecer peligro alguno para nuestra salud.
El cerdo es un animal sucio y repugnante, que no duda en comerse sus propios excrementos o carroña muerta.
Examinemos, sino las múltiples palabras que se usan en castellano para designarlo: cerdo, marrano, cochino, puerco… Es un animal que se alimenta de cualquier cosa.
En la naturaleza existen muchísimos seres vivos y cada uno tiene un papel concreto, de modo que existe un equilibrio perfecto. Así hay animales que se dedican a consumir lo que otros no quieren o los productos de desecho. Como, por ejemplo, el escarabajo pelotero, gracias al cual los excrementos de algunos animales grandes desaparecen en la naturaleza y se transforman, pasando al ciclo de la vida en el ecosistema. Este escarabajo hace enormes bolas de excrementos, que luego entierra y se las come. Si es hembra puede poner huevos para criar a sus larvas.
Bien, pues el cerdo cumple un papel parecido, pero en este caso no es un insecto sino un vertebrado, que se ocupa de hacer desaparecer del ecosistema muchos productos, ayudando a mantener el equilibrio necesario para la coexistencia de todas las especies.
Otro lector interesado por el tema me trajo esta cita de Corintios:
1Corintios 10:23 al 28 Todo es lícito, pero no todo es de provecho. Todo es lícito, pero no todo edifica.
Nadie busque su propio bien, sino el de su prójimo.
Comed de todo lo que se vende en la carnicería sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y todo lo que en ella hay.
Si algún incrédulo os invita y queréis ir, comed de todo lo que se os ponga delante sin preguntar nada por motivos de conciencia.
Pero si alguien os dice: Esto ha sido sacrificado a los ídolos, no lo comáis, por causa del que os lo dijo, y por motivos de conciencia; porque del señor es la tierra y todo lo que en ella hay.
Y me decía: ¿no es que puede comerse todo lo que hay en la carnicería?
Es importante que podamos distinguir en LAS RAZONES por las que aconsejo no comer carne de cerdo. No estoy hablando de pecado. Cristo nos limpió en la Cruz del pecado de desobedecer la ley.
Cuando aconsejo no comer carne de cerdo no es porque ofendemos a Dios comiéndola, sino que digo que hay una razón por la que Él la prohibió y es porque nos hace mal.
Porque hoy en día está bien demostrado que la carne de este animal hace daño al hombre.
Si fueras a un médico por una afección y él te dijera que no comas más fritos porque te daña el hígado… ¿le harías caso?
Claro, porque viene de un médico que sabe mucho más sobre nuestro cuerpo que nosotros.
¿Y si fuera Dios el que te diera un consejo similar? ¿No sabe Él más que cualquier médico sobre la tierra?
¿Cuándo prohibió comer determinados animales cuál fue su motivo?
¿Una cuestión caprichosa para obligarnos a obedecer porque sí nomás? ¿Dijo al azar “este sí y este no”? ¿Y justo entre los “no” le tocó al pobre cerdito?
Estoy absolutamente convencido de que hay una buena razón para esa indicación de Dios y es porque la carne de este animal daña nuestro cuerpo.
La cita de 1 Corintios 10: 25 cuando Pablo dice “de todo lo que hay en la carnicería” no está escrita a mi criterio para hablar de qué se puede comer y qué no, sino que está parada en cuestiones espirituales. Lo que viene de la carnicería ha sido sacrificado para consumo. Lo que alguien nos da o nos convida puede ser un animal sacrificado a los ídolos y no lo sabemos.
Aún así, si alguien nos invita a comer a su casa dice Pablo que no preguntemos nada por cuestiones de conciencia.
Después de 15 meses de no consumir proteínas animales, puedo ver los cambios en mi cuerpo. Cuando te hablo a ti de estos temas lo hago consciente de los efectos que puedo apreciar en mí mismo.
Aún así, Dios no nos obliga a ser vegetarianos. Sí nos pide que nos cuidemos. Que entendamos que nuestro cuerpo es un Templo.
Si decides seguir comiendo carnes, reduce las cantidades a lo realmente necesario (20 gramos a la semana es más que suficiente) y no compres cualquier cosa que te vendan. Carnes magras (las grasas concentran todos los antibióticos y toxinas que puede portar el animal) y de vacas, corderos o aves que se hayan criado en el campo comiendo pasto.
Lo demás está en tus manos.
HECTOR SPACCAROTELLA
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