D O M I N G O F I E S T A DE CRISTO REY
( Daniel: 7,13-14; Salm. 92; Apocalopsisi: 1,3-8;Jn.18,33-37)
El juicio tiene lugar en el palacio donde reside el Prefecto romano cuando viene a Jerusalén por la fiesta. Acaba de amanecer. Pilato ocupa sentado la sede desde donde dicta sus sentencias. Un preso se ha pasado la noche en los sótanos de palacio siendo el juguete de los soldaditos romanos Es el joven Nazareno con las manos atadas como un delincuente. Allí están frente a frente: el poder del gran imperio sentado para juzgar y el poder de Dios de pié maniatado para ser juzgado. Pilato investido de la autoridad que da la fuerza del imperio. Jesús con la serenidad que da la fuerza de la verdad .El uno frente al otro: El hombre sentado para imponer la justicia de unas layes, Dios de pie para dar testimonio de la “VERDAD”.
A Pilato le resulta difícil creer que aquel hombre intente desafiar a Roma. Se lo han traído porque dicen que quiere soliviantar al pueblo e indisponerlo contra el Cesar. Dicen que quiere hacerse rey de los judíos y liberarlos. No termina de creérselo y le hace la pregunta directa: “ ¿Con que tu eres rey? Jesús sin inmutarse en su serenidad y delicadeza no le oculta la verdad: “Yo soy rey “ Y sigue con claridad meridiana: “ Mi reino no es de este mundo” No pertenece a ningún sistema injusto y opresor de este mundo. No pretende ocupar tronos. No busca poder ni dinero. Sí, soy rey y he venido a este mundo para introducir la verdad pero mi reino no necesita de guardias que le defiendan con las armas. Los seguidores de mi reino no son legionarios, sino discípulos que escuchan mensaje y se dedican a poner verdad, justicia, amor y solidaridad en el mundo porque están convencidos de que un mundo mejor es posible también mientras vivimos.
Es que el reinado de Dios , querido amigo/a creyente, cambia toda nuestra vida: En él lo más importante ya no es el dinero, ni el poder o el ser protagonistas y estar por encima de todos. Lo más importante ya no es hacer lo que queremos, lo que nos gusta o nos apetece sino lo que Dios, nuestro rey, quiere y desea de todos y cada uno de nosotros. Lo más importante ya no somos nosotros y nuestro propio beneficio sino la comunidad de sus miembros, a los que Jesús, el hijo de Dios, invita a tomar asiento alrededor de su mesa y a alimentarse del pan y la palabra, del vino y la oración para cambiar toda nuestra vida, cambio que ha de repercutir en todo cuanto nos rodea: porque cambian nuestros criterios sobre las distintas situaciones de la vida, cambia el modo de enfrentarnos ante los problemas y cambian nuestros sentimientos, nuestra escala de valores y nuestra forma de tratar a los demás. Con ello cambia nuestra convivencia y nuestra sociedad. Veremos PAZ donde abunda la VIOLENCIA. Sentiremos la justicia donde se multiplica el abuso. Experimentaremos el SERVICIO sin aplastarnos el poder. El perdón será un valor en alza y la venganza siempre y por todos será mal vista. SOLO EN ESTE REINO DE CRISTO APRENDEREMOS A DISTINGUIR ENTRE LO QUE ES LIBERTAD HUMANA Y EL CAPRICHO DE HACER LO QUE ME APETECE.
Querido/a creyente: Jesucristo es rey ¿ TAMBIEN PARA TI? ¿quieres dejarle reinar?