El Salmo número119- 8 nos habla de resurrección
Hermanos, en el Salmo 119 tenemos 22 unidades y cada unidad tiene 8 versículos. Ahora, el número 8 en la Biblia siempre nos habla de resurrección. Porque el número 7 habla de perfección, y el número 8 está más allá de la perfección. Todos en esta tierra cuando llegan al 7 llegan al fin, la muerte significa el fin, pero gracias a Dios, nuestro Señor no sólo murió, sino también resucitó. En el octavo día, el Señor resucitó. Este es el día de nuestro Señor. Hablando estrictamente, el día del Señor –el día domingo– es el día octavo. Es el día de la resurrección. Es el día que Dios ha escogido, y deberíamos alegrarnos en él. El número 8 en la Biblia siempre nos habla de resurrección.
Y eso nos hace recordar la naturaleza de la Palabra. ¿Por qué resurrección? Significa que la Palabra de Dios pudo pasar la prueba. El enemigo de Dios intentó destruir la Palabra de Dios. En los primeros tiempos de la historia de la iglesia, muchos intentaron usar la fuerza para hacer desaparecer la Palabra de Dios. Y por eso muchos la quemaron. Ellos pensaban que no tendríamos más la Palabra de Dios. Después de la persecución, el Imperio Romano dio una orden requisando las Biblias. El Imperio Romano ofreció una recompensa a todo aquel que entregara su Biblia. No más de 50 copias fueron encontradas en el Imperio Romano. La Biblia debería haber desaparecido. El enemigo de Dios usó la fuerza del Imperio Romano para destruir todo, pero aún había Biblias. Uno de los emperadores romanos dijo que el nombre ‘cristianismo’ tenía que desaparecer. Sin embargo, hoy el evangelio aún está entre nosotros. Entonces, la Palabra de Dios es como un anciano que tiene 1600 años. Uno puede ponerlo en el fuego, puede ponerlo en el agua; no importa cómo usted trate a este hombre de 1600 años, él puede soportar la prueba. La Biblia pasó por la muerte, no obstante, la Biblia salió de la muerte.
Eso pasó en el comienzo. Yo recuerdo que durante la persecución, una abuela estaba cocinando. Ella iba a hacer pan; estaba amasando la harina para hacer el pan y ponerlo en el horno, cuando el enemigo tocó la puerta. Como ella sabía quién estaba tocando, tomó la Biblia, la puso dentro de la masa, y puso el pan en el horno. Cuando los perseguidores llegaron, no hallaron ninguna Biblia. Luego, cuando se fueron, la anciana sacó el pan del horno, y la Biblia estaba adentro, intacta. Aquí tenemos un ejemplo de cómo, literalmente, la Biblia salió del horno, sin daño.
Esto significa que en verdad la Biblia puede soportar la prueba. Lo mismo ocurrió en China, gracias al Señor. Aunque el enemigo intentó usar la fuerza para hacer desaparecer la Palabra de Dios, más tarde descubrieron que eso no iba a funcionar, así que buscaron otras maneras. Cuando llegamos al siglo XIX, como la gente estaba recurriendo a la razón, los ateos intentaron construir una teoría para decir que no hay Dios. Un ateo muy famoso, Voltaire, dijo: «Un día uno va a encontrar Biblias sólo en los museos». Él desafió la Palabra de Dios, intentó señalar errores en ella, y estaba muy seguro en sus razonamientos científicos, de que un día la Biblia sólo estaría en los museos. Sin embargo, después de cien años, la Biblia no había sido enviada al Museo: aún estaba en las manos de muchos cristianos. En cambio, cien años después, las obras de Voltaire fueron puestas a la venta en un remate, y sus 92 libros fueron vendidos por dos dólares. Y más aun, su casa fue comprada por la Sociedad Bíblica de Ginebra, y desde aquel lugar fueron distribuidas muchas Biblias.
La Palabra de Dios puede soportar la prueba. Con el despertar del racionalismo tenemos el llamado Humanismo. Las personas empezaron a decir que Dios tenía que salir de su trono para sentarse ellos en ese trono. Comenzaron a juzgar todas las cosas de acuerdo a la razón. Entonces vino Darwin y muchos otros. Cuando uno está en la Universidad, hay otro gran desafío y es la así llamada ciencia. Muchos han sugerido que la Biblia no podría pasar la prueba de los descubrimientos científicos. Sin embargo, hermano, recuerda: la Biblia nunca cambia, ella es siempre la primera edición. Nunca hubo una segunda edición. ¡Gracias a Dios! Esta Biblia tiene, por lo menos, 1600 años. (Yo debo ser muy cuidadoso cuando digo 1600 años. ¿Qué quiero decir con eso? Que desde los escritos de Moisés o de Job, hasta el Apocalipsis de Juan, tenemos cerca de 1600 años, o quizá más).
Ahora, déjenme hacerles una pregunta: En el tiempo de Moisés él había aprendido toda la sabiduría de Egipto, él conocía la ciencia de su tiempo; si el libro de Génesis hubiese estado en concordancia con la ciencia de su tiempo, entonces no concordaría con la ciencia de hoy. Afortunadamente, cuando llegamos a Génesis descubrimos que Génesis no concordaba con la ciencia de aquella época. Según la ciencia de entonces, ¿cuál era el origen de la humanidad? En el comienzo, a orillas del río Nilo había un gusano. Según la ciencia de los egipcios, el hombre había surgido de la evolución de ese gusano. Los egipcios fueron los primeros evolucionistas. Pero recordemos: si la Biblia hubiese coincidido con la ciencia de aquel tiempo, no podría concordar con la ciencia de hoy. La ciencia es como un bebé, aún está en la etapa de crecimiento. La Biblia nunca ha cambiado; no obstante, la ciencia está cambiando todo el tiempo. Por eso ella tiene una primera edición, una segunda edición, una tercera edición. Tenemos Física clásica y Física moderna. Cuando llegamos a la Física Moderna, las leyes de Newton tienen que ser revisadas. Aquella ley se aplica a nuestra vida diaria, pero no se aplica al mundo pequeño, al de los átomos. Por eso vemos que la ciencia cambia todo el tiempo. Sólo cuando la ciencia llegue a la madurez, entonces va a tener concordancia con la Palabra de Dios.
Vemos que la Biblia puede pasar la prueba aunque haya de enfrentar todos los dardos lanzados por la ciencia. Cuando la gente asegura que no cree en los milagros, dice: «Los milagros son cosas que ocurren en contra de las leyes naturales». Sin embargo, ustedes pueden desafiar a tales personas diciéndoles: «Tú no crees en los milagros porque dices que los milagros son cosas que ocurren contra las leyes naturales; entonces te pregunto: ¿Quién va a decir lo que es un milagro o no es un milagro? Ninguna persona está calificada para eso a menos que conozca todas las leyes de la naturaleza». Pregunta a tu profesor, pregunta a todos los científicos: «¿Hay alguien que se atreva a decir que conoce todas las leyes del universo?». Entonces, es una insensatez que alguien haga una afirmación como ésa. Pero nosotros sí encontramos milagros en la Palabra de Dios.
Hermanos, ¿entendemos ahora por qué 8, 8, 8? Significa que la Palabra de Dios puede pasar por la prueba de tal forma que ella puede pasar a través de la muerte y salir de la muerte. Pero más que eso, cuando leemos la Palabra de Dios, lo mismo sucede con nosotros. A veces pensamos que es el fin de nuestra vida, llegamos al final de nuestra vida natural. Las cosas que han ocurrido no nos dejan ir más adelante. Y uno piensa: «Quizá mañana no podré seguir siendo más un cristiano». De una forma u otra, nosotros en verdad pasamos a través de la muerte, pero, gracias a Dios, cuando entramos en contacto con la Palabra de Dios, de alguna forma ella nos vivifica. Si uno ha leído el Salmo 119 va a descubrir muchas frases como ésta: «La Palabra de Dios vivifica». ¿Qué significa eso? Que aunque estuvimos en el valle de sombra de muerte, gracias a Dios, he aquí que estamos vivos. No sólo la Palabra de Dios tiene el poder de resurrección, también ese poder puede ser aplicado a aquel que lee la Palabra de Dios, porque lo vivifica.
Fragmento del Libro:
Entrando en las riquezas de la Palabra Christian Chen
http://www.gabitogrupos.com/VIDAS_EN_CRISTO/
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