Miren a la propia Oración del Señor. Qué trazos tan claro y definidos se observan en ella. Hay ciertas misericordias definidas que no se entrecruzan. Allí está, y conforme miramos el conjunto, descubrimos un magnífico cuadro; no vemos confusión, sino un orden bellísimo. Que sea lo mismo con sus oraciones. Quédense en una petición hasta que hayan prevalecido con esa, y luego pasen a la siguiente. Con objetivos definidos y con ardientes deseos entremezclados, hay una alborada de esperanza de que prevalecerán con Dios. Spurgeon |