Un diagnóstico de cáncer puede hacerle sentir diversas y profundas emociones como miedo a la muerte, ira, esperanza, culpa, negación, tristeza, soledad o ansiedad. Estas emociones son reacciones naturales ante un cambio importante.
Un diagnóstico de cáncer afecta a las relaciones con la familia, amigos y cuidadores, y cada persona tiene su propia forma de enfrentarse a él. Los efectos emocionales del cáncer pueden durar más allá del tratamiento. Es común sentirse nervioso ante síntomas menores de enfermedad o dolor, por miedo a una reaparición. Algunas personas descubren que enfrentarse al cáncer ha cambiado su vida a mejor.
Tener cáncer no significa que tenga que perder la esperanza. Las perspectivas de muchos cánceres mejoran constantemente. Algunos cánceres se pueden curar, mientras que otros se pueden controlar. Si el cáncer no se puede controlar, se pueden aliviar los síntomas para hacer más cómoda la vida del paciente.
Lo primero que suele preguntar la gente cuando le informan de que tiene cáncer es: "¿Voy a morir?" Hable con su médico acerca de lo que significa para usted el diagnóstico y el futuro que puede esperar. Saber más acerca de su enfermedad le ayudará a aliviar ese miedo. Sus expectativas también pueden variar a medida que avance el tratamiento.
Compartir la noticia del diagnóstico puede ser difícil. Puede que se sienta incómodo/a al hablar sobre cuestiones personales, o que no esté seguro/a de cómo reaccionará su familia y amigos, o que quiera proteger a sus seres queridos, pero transmitir la noticia puede acercarles más. Poder compartir su ansiedad y miedos le hará sentir más fuerte y le ayudará en los momentos difíciles. No debería enfrentarse al cáncer usted solo/a. Las personas cercanas a usted querrán saber qué está pasando para poder ayudarle.
A veces sentirá que nadie entiende por lo que está pasando. En los momentos en los que necesite apoyo, no se cierre a los demás. Cuente a los demás su diagnóstico cuando esté listo/a, y prepárese para responder preguntas, pero establezca límites para no compartir hasta el último detalle con todo el mundo.
Intentar ocultar el diagnóstico no suele dar resultado. Antes o después, su familia y amigos sabrán que padece cáncer. La mayoría de la gente se dará cuenta de que le está pasando algo o notará cambios en su comportamiento o aspecto. Es probable que sus familiares y amigos cercanos se sientan heridos si no se lo cuenta.
Algunas personas evitan decirles a sus hijos que tienen cáncer. No obstante, los niños suelen notar que algo va mal aun cuando no saben qué es. Cuando no se les cuenta lo que pasa, los niños imaginan lo peor. Puede que se enteren por otra persona, lo que les haría sentir enfadados y confusos.
Algunos padres creen que están protegiendo a sus hijos ocultándoles las malas noticias. En realidad, sus hijos pueden beneficiarse de un enfoque abierto y sincero. Piense lo que va a decir antes de la charla. Hable con sus hijos en un lenguaje que puedan entender, usando explicaciones sencillas para los niños. Asegure a sus hijos que ellos no tienen la culpa de su enfermedad, anímeles a contarle lo que saben sobre cáncer y responda con sinceridad a sus preguntas.
Algunas veces los miembros de la familia conocen el diagnóstico de cáncer antes que el paciente. Puede que piensen que la persona con cáncer es demasiado joven o demasiado mayor para conocer la verdad.
Las personas con cáncer suelen decir que quieren saber lo que está pasando, para poder decidir qué tratamiento tener y cómo desean pasar su tiempo si el pronóstico no es bueno.
Para muchas personas, el cáncer es una experiencia que cambia la vida. Tras el fin del tratamiento, esperará que su vida vuelva a como era antes del diagnóstico. Adaptarse a la vida después del tratamiento puede tomar tiempo. Lo que antes era normal puede parecerle distinto. Su experiencia con el cáncer puede hacer que reconsidere lo que es importante para usted y desarrolle una nueva actitud ante la vida, los principios y las prioridades.
Al igual que usted se tomará un tiempo para adaptarse a su vida tras el cáncer, recuerde que su familia y amigos también necesitarán un tiempo. Ellos también han pasado una etapa muy difícil y puede que necesiten un periodo de descanso y adaptación.
Puede hacer muchas cosas para cuidarse tras el tratamiento: mantener un estilo de vida y una dieta saludables; continuar con sus actividades, como aficiones, deporte o trabajo; aprender técnicas de relajación o dedicar un tiempo a divertirse. La asistencia psicológica también puede ayudarle a adaptarse a la vida después del cáncer. El cáncer no tiene por qué ser una experiencia negativa. Algunas personas que han sobrevivido al cáncer afirman que la enfermedad tuvo un impacto positivo en su vida.
El trabajo es una parte importante de la vida de muchas personas y no solo una forma de tener ingresos. Aporta satisfacción y es una oportunidad de relacionarse. Volver al trabajo puede ser una forma de recuperar la normalidad en su vida.
Usted sabrá mejor que nadie cuándo volver al trabajo. Ese momento varía en cada persona y dependerá de como se siente. Puede que le ayude volver por breves periodos e ir ampliándolos hasta que se sienta mejor. Intente ir poco a poco para no cansarse. Considere hablar con su supervisor sobre la posibilidad de trabajar a tiempo parcial, realizar trabajo compartido o desde casa.
Puede que descubra que las relaciones con sus compañeros han cambiado cuando vuelva al trabajo. Al igual que su familia y amigos, sus compañeros puede que no sepan qué decir e intenten proteger sus sentimientos. Algunas personas con cáncer han notado que ser abiertos acerca de su enfermedad facilita las relaciones con sus compañeros.