Como duele tu ausencia...
Ha transcurrido un largo año desde tu partida.
Te fuiste una sombría y dolorosa mañana de mayo.
En la que lo único que podía separarnos,
llegó de manera imprevista, sin anunciarse y te llevó consigo,
dejando en mi alma el dolor de tu ausencia,
el amargo sabor de la angustia de saber que ya no estás,
que no volverás, y que tampoco volveré a escuchar tu voz.
Como duele tu ausencia...
Me quedó la congoja de saber que esa mano protectora,
que un día, hace tantos años tomó la mía,
para no soltarla mas, haciéndome sentir protegida y amada,
de pronto la soltó y partió infinitamente lejos de la mía.
¡Tan lejos!
No querías dejarme yo lo sé, ni podías evitarlo,
tampoco yo podía retenerte, era el tiempo de Dios.
¡Amor primero que te hiciste eterno y aún te sigo amando!
¿Me resigno a no verte? ¿A no abrazarte?
¿O acaso a olvidarte? ¡No! ¡Jamás!
Sé muy bien cuan grande fue tu amor por mi,
lo fue tanto como el mío hacia ti, tanto así.
Pero ¿sabes? El verdadero amor no muere,
no termina, tampoco desaparece, al contrario.
Permanece por siempre en nuestro corazón.
Tú, vives, en mi recuerdo.
En aquellos momentos gratos, de alegrías y
penas compartidas, de tus gestos y atenciones
que con tanto amor y dedicación brindabas.
Ese amor maravilloso con que Dios nos bendijo, vive.
Vive en mi corazón cada día, aunque ya no estés.
Vive en mis pensamientos, en mi recuerdo constante.
Si, vive en nuestros hijos que también recibieron tu amor,
tu constante ejemplo de lucha, de perseverancia y fortaleza.
Vive en nuestros nietos, en el recuerdo del amor de su abuelo,
acompañándolos siempre en todo lo que quisieran hacer.
El amor no muere, es eterno, y como nos prometimos hace
casi medio siglo, cuando sea el tiempo, mi amor,
estaremos nuevamente juntos, por la eternidad.
Pero mientras tanto, amor....
Como duele tu ausencia...como duele!