AMARTE SEÑOR Y CONTEMPLAR TU ROSTRO...
Amarte Señor y contemplar tu rostro es encontrar la salvación ansiada, es, por fin, tener el alma reposada sobre el pecho amante de su esposo.
Y en experimentar tu Amor eterno se encuentra ya la tierra prometida, la ciudad de la paz y la alegría iluminada por tus ojos tiernos.
Es en Jesús, Emmanuel, Dios con nosotros que recuperamos el Amor perdido, en su corazón atravesado y dolorido se abrió la fuente que nos trae el gozo.
Su vid nueva como lluvia fresca fecundó de Amor los corazones rotos, ungió la sequedad, iluminó los rostros y germinó, en el páramo, su primavera.
Su Espíritu de Amor todo lo llena y recrea el paraíso en lo profundo. Él impulsa la historia y nuestro mundo a la vida que en Ti se vuelve plena.
Él es el anticipo de la gloria contemplada, luz divina que ilumina tu misterio, el calor de tu presencia en el invierno y el canto de los hombres que te alaban.
(Desconozco el autor)
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