PROTEGA A SUS HIJOS, NO LOS MALTRATES.

Si siendo una inocente niña recibiste maltrato por parte de tus padres corres un gran riesgo de acabar impartiendo el mismo trato sobre tus hijos.

Ahora eres una mujer adulta, tienes capacidad de diferenciar entre lo que está bien y mal, los buenos métodos de educación y los que generan secuelas de por vida.

En tus manos está romper con tradición familiar del maltrato en la infancia. No castigues a tus hijos con maltrato, piensa bien lo que haces antes de reaccionar contra ellos. Son inocentes, son niños.

La historia de violencia tiende a repetirse cuando nos hacemos mayores.
Es común que las mujeres que de niñas fueron golpeadas por sus padres, crezcan, tengan hijos y repitan la misma historia con sus pequeños. Es casi incomprensible como esas mujeres que fueron víctimas en su niñez, al volverse adultas cometan los mismos errores que sus padres.

Es triste, pero constantemente los más fuertes atacan a los más débiles. Maridos que abusan de sus mujeres, padres que golpean a sus niños, el bulling en las escuelas, las riñas entre jóvenes de diferentes ideas. La agresión parece ser la mejor y única herramienta para comunicarnos.

Si te identificas con esta situación, no te espantes; aún con la dolorosa elección de lastimar a los que más quieres, aún puedes transformar tu actitud.

Si viviste maltrato en tu infancia, una de las maneras que tiene tu niña interior de apagar el arduo dolor que la abate, es repitiendo la historia. De alguna manera tu interior siente una recompensa al exteriorizar el mismo sufrimiento padecido.

Lo sé, tus hijos no tienen la culpa de tu pasado, sin embargo te desquitas contra ellos. Si tus padres lo hicieron, aunque no lo comprendías, ahora te vuelves aquellos mismos que tanto reprochabas.

Pero, ¿ganas realmente una experiencia poderosa? ¿Sientes que toda la injusticia que cayó  en ti es cobrada?

Lo pasado no resuelve la conducta que hoy tienes. La niña que fuiste ya creció, y si sus padres no le aportaron una experiencia positiva de amor y creación, ahora que eres consciente de cómo ellos marcaron tu camino, pues empezar a transformarte y transformar a los tuyos.

Antes de reaccionar contra ellos, piensa con tu corazón; ¿lo merecen?¿Merecen que un adulto descargue su furia sobre ese mundo limitado? Aún y con sus travesuras, ¿merecen que esas manos que deberían protegerlo y acariciarlo inscriban en sus cuerpecitos miedo y castigo?

Trabaja sobre tu intolerancia y frustraciones personales, comienza a entrar en contacto contigo mismo, para conocerte y saber porqué reaccionas de forma tan rudimentaria.

Conociéndote, mejoraras tus vínculos, y la relación con tus hijos. ¿Te atreves?

Aprender a ofrecer una disculpa con el corazón en la mano también es una gran oportunidad para retomar la relación con tus hijos y por sobre todo una forma de resarcir lo que has venido creando, para retomar tu rumbo hacia la abundancia y prosperidad.