ROMPER LA RUTINA.
La zona de confort es un aspecto en el que la persona está tranquila, está aparentemente cómoda, siente que las cosas así funcionan. Una persona puede tener su vida un poco complicada y sin embargo estar en una zona de confort, esta zona no necesariamente significa que todas las áreas de su vida están bien.
Añade que siempre tendemos a estar en dicha zona, ya que nos enfocamos en lo que ya nos es conocido, así no sea tan cómodo, y le tenemos aprensión al cambio de hábitos. La zona de confort nos ayuda a sentirnos bien con lo que hacemos pero al mismo tiempo nos enfrenta al hecho de que la rutina tiende a matar el encanto entre dos enamorados.
En algún momento de nuestras vidas, y tal vez también por deberse a una prolongada zona de confort se acaba nuestra relación sentimental con esa persona amada. La percepción de que las cosas están bien con la pareja es una señal de que funcionan, pero no se debe abusar de esta perspectiva hasta el punto de volvernos irreflexivas.
Lo peligroso del confort es que tiene una manera de engañarnos sin darnos cuenta. Antes de que lo notes una relación llena de cariño, caricias y diversión puede convertirse en una de aceptación mutua y de rutina.
Las cosas pueden estar mal pero nos negamos a aceptarlo por miedo o pereza de cambiar lo que veníamos haciendo por mucho tiempo. No te pongas demasiado cómoda con tu situación, incluso todavía si las cosas van bien.
El ser humano es un ser de costumbres
Una de las características humanas más plausibles en la evolución de la especie humana es su capacidad para adaptarse a cualquier situación, la forma en la que nos adaptamos tiene que ver mucho con el mecanismo por medio del cual lo hacemos: fijando hábitos. Acciones que se repiten periódicamente por cierto tiempo hasta el punto de volverse automáticas.
Contrario a las bondades que le imprime a los quehaceres domésticos por ejemplo la automatización en el trato con la pareja puede acabar enfriándolo todo. Y la forma más sistemática de enfriarla es quedarte o más bien amañarse- en la zona de confort.
Convertir en un hábito el reinventarse. Argumenta que para mantener el dinamismo de la convivencia en pareja, los dos siempre deben buscar constantemente pequeños cambios, que en la sumatoria del día a día hacen la gran diferencia.
Una gran parte del añadirle cosas nuevas a la relación proviene de un rico mundo individual de los dos enamorados, afirma, ya que cuando una personas tiene intereses y pasiones individuales puede compartirlas con su cónyuge, quien actuará con reciprocidad y aportará su cuota de novedad a la relación, proveniente de los conocimientos que adquiere día a día. Salirse de la zona de confort reside en aportar novedades provenientes de lo que te gusta hacer y también interesarte por cómo se siente y qué le gusta al otro.
La comunicación es entonces una de las herramientas más importantes a la hora de calibrar nuestra relación y ponerla en balance positivo.
La autoestima es el secreto
La seguridad en nosotros mismos como la clave para lograr un balance en la pareja y realizar los cambios necesarios para que no se pierda la armonía. Las personas tiene que mirar un abanico de posibilidades en todos los momentos de sus vidas, y trabajar por las cosas que le son significativas, en este caso brindarse armonía y así brindársela a la otra persona, para que no se le derrumbe la vida cuando se derrumba una relación de pareja, siempre tener claro que, dado el caso, se debe tener la fuerza de decir ‘se me acabó mi relación pero no se me acabó la vida.
La autoestima ayudará a tener fuerza para salirse de esa zona de confort que nos hace negar que las cosas no van también y esa misma autoestima nos embellece ante la otra persona, pues con autoestima crearemos un mundo propio que la otra persona querrá conocer y re conocer si es constantemente cambiante.
Salirse de la zona de confort significará para las dos personas una constante ratificación del amor propio que, por ejemplo, se puede renovar periódicamente con consentirnos a nosotros mismos con cambios de look, leer libros, aventurarse a hacer planes diferentes con amigas, ser independiente económicamente, etc.; todo esto encaminado a compartirlo con el ser amado.
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