Cuando estamos pasando por una tormenta, podemos perder la vista del hecho de que la nave donde vamos es un barco de guerra. Estamos en una guerra contra Satanás, y por eso enfrentamos una batalla constante contra los poderes de las tinieblas. Esa es una buena razón de porqué no podemos permitirnos “invernar en Fenice”.
Estamos en guerra contra un enemigo que trae depresión, que ataca los matrimonios y que está esclavizando a una nueva generación de adolescentes a la heroína, un problema creciente en muchas ciudades. Hemos ido a la guerra creyendo que el evangelio glorioso de Cristo liberará a los cautivos, que Él es fiel para romper las cadenas de aquellos en esclavitud, para liberar a las familias envueltas en problemas y para alcanzar a los más necesitados con Su generoso amor. Para estar en esta batalla, es imperativo que mantengamos nuestro enfoque en la misión que Él nos ha dado y escuchar Su voz dirigiéndonos. Nuestra misión es siempre secundaria, lo que es primario es “saber a quién hemos creído” (Ver 2 Timoteo 1:12)
¿Te habla esto a ti? ¿Es que tu embarcación ha tomado la prioridad por sobre Jesús en tu corazón? ¿Has sido atrapado por una preocupación de la carne, sea esta vivir la buena vida o tener éxito en tu ministerio? Ninguna de las anteriores es el supremo llamado de Dios para ti. No me malentiendas: Él no quiere que dejes de trabajar duro o de servir con devoción. Sin embargo, ¿Podría ser que Él esté hablando ahora mismo acerca de qué es más importante en tu corazón?
Si has estado pasando tus inviernos en Fenice, Él te está llamando a volver a tu viaje hacia Roma. Deja de lado todo lo que te impide estar “en misión por Jesús”.