Dios es Dios grande y sublime, Nada lo limita
Dios es Dios grande y sublime. Nada lo detiene. Nada lo limita. No lo puedes encerrar en una estructura religiosa, no se pliega a los requerimientos humanos.
Sin embargo su grandeza ha sido tan sublime que él mismo se ha puesto límites. Un límite es que no convive con el pecado, ni con el egoísmo, ni la vanidad.
Dios siempre nos sorprende y no le pide permiso a nadie para hacer su voluntad y ejecutar su soberanía. No lo detiene el tiempo, ni el espacio ni siquiera nuestras exigencias vanidosas. Sorpresivamente se acerca al hombre para rescatarlo y cambiarlo.
Dios espera que aprendamos de él sepamos vivir en límites que él nos ha puesto mientras disfrutamos la relación directa con él como Dios sin límites.
“La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos.
Y al manifestarse como hombre, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz!
Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre,
para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla
en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.