¿Eres una persona muy sensible? ¿O quizá alguien muy
resolutivo? ¿Tal vez te caracterices por ser detallista y
meticuloso? ¿Prefieres trabajar en silencio antes que en medio del
bullicio? Hay rasgos propios de tu personalidad. Características que te
definen. Un estilo personal. Ahora bien, hay por lo menos cuatro cuestiones a
tener en cuenta en relación a esos rasgos propios:
- Necesitas
conocerte: para hacer un buen uso de ti mismo, es necesario
saber cómo funcionas. No pretendas transferir a tu vida todo lo que hace el
resto de la humanidad. Tú tienes un ritmo, un sello emocional único, un modo de
ser. Obsérvate en diferentes momentos de tu vida y ve qué rasgos se repiten. Si
es necesario, consulta con varias personas que te conocen (y no sean ni muy
críticas ni muy complacientes) para que te describan.
- Amígate con tu
estilo: no hay posibilidad de salud si no haces las paces
con la persona que llevas dentro. Si eres introvertido, no pretendas ser
extrovertido. Si eres sensible, vive a fondo tu sensibilidad. Explota tu estilo
en áreas donde esas características sean necesarias y solicitadas.
- Tu estilo tiene su otra
cara que debe también ser aceptada: veámoslo con un
ejemplo. Si tiendes a ser una persona visionaria y resolutiva, eso
inevitablemente tiene su costo: si bien serás un gran generador de nuevos
proyectos, convivirás con ciertas frustraciones propias de aquel que pretende
una realidad superadora. Si eres sensible, podrás conectarte en profundidad con
el otro, pero sufrirás con mayor intensidad que el promedio de la gente.
- Ser quien eres da un
marco para potenciar la creación de Dios: tu estilo de base
es producto de una idea de Dios. La creación necesitaba de personas con
diferentes características. Por eso Dios nos hizo distintos y complementarios.
Amigarnos con nuestro estilo es amigarnos con la creación de Dios. Y a su vez,
estar sintonizado con Él, permite sacar la mejor versión de nuestro estilo.
Amigo, tu personalidad de base no es un error.
Quizá necesite ser pulida tanto como la mía. Pero nunca olvides lo que expresa
John Mason: “imitación es limitación”. Sé quién eres. Desarrolla la mejor
versión de ti mismo. Deja que Dios te moldee. Y hasta considera que quizá lo que
hoy te esté sucediendo sea una oportunidad para que salga lo mejor de ti.
GUSTAVO BEDROSSIAN
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