Nuevo comienzo
(Noé)
El pacto de Dios con Noé ilustra su plan de salvación en Jesucristo.
Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra. (Génesis 9:16)
(Génesis 6:1 -9:29)
I. La maldad acarrea juicio
A. Fundamento del juicio
B. El juicio de Dios sobre el pecado
II. La justicia resulta en liberación
A. Un hombre justo
B. Vía de escape
III. Un nuevo comienzo
A. La vida fuera del arca
B. El pacto de Dios
Objetivo
Observar la actuación de Dios en la época de Noé y apreciar el pacto de vida que Dios ha hecho.
Introducción
Casi todo el mundo ha hecho algún "pacto" una que otra vez. Un pacto es sencillamente un acuerdo. Si está casado, usted intercambió votos durante la ceremonia y entró en un pacto matrimonial. Mediante los votos, usted y su cónyuge estuvieron de acuerdo en determinadas estipulaciones: en ser fiel y en "amar, honrar y cuidar".
Es probable que presentara "señales" o "pruebas" de su acuerdo: sus anillos de boda. Cada vez que ve su anillo de boda en el dedo, eso le recuerda los votos que hizo en ese día especial. Quienes toman en serio sus votos nupciales honran esos compromisos el resto de su vida.
La próxima vez que llueva, busque en el cielo un arco iris. Ese arco policromo es más que el resultado de la luz del sol y la llovizna. Es un hermoso recordatorio de un pacto que hizo Dios con la humanidad hace mucho tiempo, y que sigue respetando hoy. Nos habla del juicio de Dios, de la salvación y del nuevo comienzo que El le ofrece a cada persona.
El pacto de Dios con Noé ilustra su plan de salvación en Jesucristo. Al estudiar esta lección podrá observar la actuación de Dios en la época de Noé y apreciar el pacto de vida que Dios ha hecho.
Comentario Bíblico
I. La maldad acarrea juicio (Génesis 6:5-7)
A. Fundamento del juicio
Aunque han pasado siglos desde la época de Noé, hay cosas que sucedieron en ese tiempo que se parecen bastante a las de nuestro tiempo. Puede haber cambiado la tecnología a través de los años, pero el carácter de los seres humanos sigue siendo igual.
Génesis 6:5 describe el carácter moral del género humano en la época de Noé: "la maldad de los hombres era mucha". La palabra "mucha" indica la abundancia del pecado en el mundo. La última parte de este versículo pone énfasis en eso. Dios, que "conoce los pensamientos de los hombres" (Salmo 94:11), declaró que "todo designio de los pensamientos del hombre" estaba concentrado en el mal (Génesis 6:5)
Pregunta: ¿Cómo afectó a Dios la maldad del género humano?
Génesis 6:6 presenta la reacción de Dios ante los pecados de la humanidad:
Él "se arrepintió" de haber hecho al hombre. La palabra traducida "arrepintió" quiere decir que Dios se afligió. El pecado de los seres humanos le "dolió" a Dios. Esta es una comparación impresionante cuando nos damos cuenta de que la gente no se estaba afligiendo por sus pecados. Mientras ellos disfrutaban de los placeres del mal. Dios se afligía por lo que había llegado a ser su creación.
De la misma manera Dios se aflige cuando pecamos. Somos creados para su gloria y se entristece el corazón de nuestro Creador cuando pecamos.
La aflicción de Dios lo llevó a una decisión: Nunca más borraría a la humanidad de la faz de la tierra. Tan radical fue la destrucción que fueron destruidos los seres humanos junto con los animales y "las aves del cielo" (v. 7).
Pregunta: ¿Cómo nos hace una advertencia la reacción de Dios ante el pecado en Génesis 6?
Muchos miran a Dios sólo como un Dios de amor. No creen que Él juzgará a los pecadores por sus pecados. Pero la decisión de Dios de destruir su creación muestra que, aunque es un Dios de amor, Él toma muy en serio el pecado. Viene un día en que Dios volverá a juzgar al género humano por sus pecados (Apocalipsis 20:11-15). Todos los que no conocen a Cristo como su Salvador sufrirán ese castigo.
Aunque Dios está dispuesto a juzgar a los pecadores en Génesis 6, estaba quebrantado y afligido por el pecado de la humanidad. Y hoy el pecado sigue quebrantando el corazón de Dios. Él aborrece por completo el pecado, pero sigue amando al pecador. Aun cuando los pecadores se nieguen a arrepentirse y se enfrenten al futuro juicio de Dios, podemos estar seguros de que Él no se complace en juzgarlos (Ezequiel 33:11).
La historia de Noé debe hacer que pensemos más seriamente en el pecado. Dios nos ama, y se entristece por nuestros pecados. Pero no tolera el pecado. Viene el día en que los pecadores incontritos se enfrentarán a la ira de Dios. Cuánto mejor es volverse ahora a Él con pesar por nuestros pecados, y experimentar su gracia y su misericordia. La única alternativa es afrontar su juicio. Y entonces será demasiado tarde para arrepentirse del pecado.
B. El juicio de Dios sobre el pecado
Muchos piensan que por alguna razón Dios tolerará o pasará por alto sus pecados. Pero cualquier idea de que Dios no juzgará a las personas por su pecado queda refutada cuando consideramos el diluvio.
Génesis 6:11-13 presentado un modo impresionante el conocimiento de Dios de los pecados de la humanidad. De estos versículos aprendemos por lo menos tres cosas acerca de Dios y del pecado.
Dios ve el pecado. Él observó la corrupción y la "violencia" del género humano (v. 11). En realidad, esos actos ocurrieron "delante de Dios". No podemos ocultar los pecados, y no podemos encontrar un rincón tan oscuro que le impida ver nuestros pecados.
Nosotros tenemos la culpa del pecado. El versículo 12 no sólo afirma que Dios vio el pecado de la humanidad, sino que también culpa al género humano directamente por esa maldad.
En la actualidad, muchos se presentan como víctimas y no como victimarios. No quieren aceptar la responsabilidad de sus acciones. Pero este versículo da un recordatorio de quién es culpable cuando se trata del pecado.
Dios juzga a las personas por sus pecados. No cabe duda de que Dios preferiría darles libertad a los pecadores; pero si ellos se niegan a aceptar su gracia, no tiene otra alternativa que juzgarlos. En el versículo 13, Dios habló con claridad respecto a su determinación de destruir a los seres humanos. Es mejor que se nos perdone por arrepentimos que sufrir el juicio de Dios.
Dios manifestó con toda claridad su resolución respecto al juicio sobre su creación (v. 17). Cumpliría su propósito mediante un diluvio. Cuando las aguas cubrieran la tierra, morirían todos los seres vivientes en la tierra.
Las consecuencias del pecado siguen sin cambiar. El pecado produce muerte, muerte espiritual, porque nos separa de Dios, la mente de la vida. Si no nos arrepentimos de nuestros pecados y aceptamos a Cristo como nuestro Salvador, afrontaremos la muerte eterna, la permanente separación de Dios.
II. La justicia resulta en liberación (Génesis 6:8-10)
A. Un hombre justo
A diferencia del resto del mundo, había un hombre que permanecía fiel a Dios y llevaba una vida recta, Noé. Gracias a su justicia, no sufriría la ira de Dios.
Aunque el resto del mundo iba a sufrir el castigo de Dios "Noé halló gracia ante los ojos de Jehová" (Génesis 6:8.
Podemos ver el fundamento de esa bondad en el versículo 9. Noé era "justo". El mundo se oponía a Dios y a sus normas de justicia, pero Noé tenía una buena relación con Él.
Noé también era "perfecto". El mundo que lo rodeaba estaba llenó de pecado, pero Noé se conservó puro aun en su cultura pagana. A la larga, su pureza pagó dividendos eternos.
Pregunta: ¿Cómo podemos ser justos delante de Dios?
Somos justos mediante la fe en Jesucristo. El es el único camino para ser salvos y tener una buena relación con Dios (véase Hechos 4:12; Romanos 3:9-19,23; Juan 14:6).
La relación de Noé con Dios no era "fe de trinchera" producida por el temor del juicio inminente, pero poco profunda cuando pasaba la crisis. Noé tuvo un diario andar con Dios. Él estaba en comunión con Dios mediante la fe (v. 9; Hebreos 11:7). Debido a su fe en Dios y a su amor a Él, Noé respondió en obediencia al mandato de Dios.
Noé no fue el único que se beneficio por ser justo, Génesis 6:10 menciona a su tres hijos. Qué buen ejemplo dio Noé para sus hijos cuando anduvo con Dios en un mundo impuro. Sin embargo, la influencia de Noé iba más allá de su ejemplo. Su obediencia a Dios aseguró la liberación de su familia.
En la actualidad, aun cuando el pecado ha corrompido nuestra cultura, hallamos un ejemplo en Noé. Al igual que Noé, nuestra esperanza de salvación se apoya en la gracia de Dios (Efesios 2:8,9). Al haber experimentado la gracia salvadora de Dios, recibimos "justicia que es de Dios por la fe" (Filipenses 3:9). Eso abre la puerta para la diaria comunión con Dios. Qué consuelo es tener libertad para acercarse a Dios mediante la fe en Jesucristo.
Pregunta: ¿Cómo podemos influir en nuestros familiares para que acepten a Cristo?
Tenemos que recordar que, al igual que Noé, nuestra influencia se extiende a nuestra familia. Nuestros familiares inconversos nos observan. Cuando agradamos a Dios al andar con Él cada día lo notarán nuestros familiares. Esto pudiera darnos oportunidades de hablarles del evangelio. Podemos también esforzarnos por ser la mejor influencia que podamos para nuestros hijos (Efesios 6:4).Nuestro ejemplo cristiano puede animar a nuestros hijos a seguir a Cristo
B. Vía de escape
Pregunta: ¿En qué sentido es el arca un tipo de nuestra salvación por medio de Cristo?
Dios le dio al fiel Noé una vía para escapar del destino del mundo: el arca. El arca aseguró la liberación para Noé y su familia.
La provisión de Dios no sólo incluía a Noé y a su familia, sino también a representantes del reino animal (Génesis 7:2). Dios subrayó el propósito del arca y de la reunión de los animales en los versículos 2-4. Dios estaba dispuesto a limpiar del mal la tierra. Usando una lluvia torrencial, Dios iba a raer "de sobre la faz de la tierra" a todas las personas y a los animales que no estaban en el arca que hizo Noé.
El versículo 5 revela por qué Dios pudo confiar en Noé: Noé obedecía a Dios en todo lo que Él ordenaba. Después de construir el arca, Noé y su familia entraron cuando Dios indicó y así escaparon del diluvio destinado a destruir la tierra (w. 6,7).
Dios ha provisto un medio para que hoy la gente escape del castigo por el pecado: Jesucristo. Al reconocer sus pecados y volverse al único que puede librarlos de la ira de Dios —Jesucristo—, pueden ser perdonados, limpiados del pecado y librados del juicio de Dios.
III. Un nuevo comienzo (Génesis 8:20-22; 9:1)
A. La vida fuera del arca
Después del diluvio, Noé edificó "un altar a Jehová" y "ofreció holocausto en el altar" (Génesis 8:20). A Dios le agradó el sacrificio y prometió nunca más maldecir la tierra, como había hecho en el huerto, ni a "destruir todo ser viviente", como había hecho con el diluvio (v. 21).
Después del caos del diluvio, Dios restauró el orden en el mundo. La continuidad de las estaciones y el ciclo de noche y día confirman la fidelidad de Dios a su promesa (v. 22).
Génesis 8 presenta un nuevo comienzo para Noé cuando empezó su vida fuera del arca. Su primer acto fue edificar un altar y adorar a Dios. Además, después del diluvio, Dios resolvió que nunca más trataría la tierra de la misma manera.
Después del diluvio, Noé y su familia desempeñaron una función importante. Al haber sido librados de la destrucción del diluvio, fueron la cabeza de la raza humana, como lo había sido Adán.
El nuevo comienzo para Noé y su familia nos recuerda la oportunidad que nos da Cristo. Al haber sido liberados del pecado mediante la fe en el sacrificio de Cristo, podemos tener victoria sobre el pecado que una vez nos dominó. El aceptar a Jesucristo como Salvador y Señor nos pone en los umbrales de una vida totalmente nueva.
Después del diluvio, había que llenar de nuevo la tierra. Dios le mandó a Noé que llenara la tierra (Génesis 9:1). Sus hijos y sus esposas cumplirían esa orden.
B. El pacto de Dios
Con el renovado comienzo de la raza humana vino una promesa de Dios. El pacto que Dios hizo con Noé lo incluía a él y a su familia, sus descendientes y hasta los animales que estaban en el arca con ellos (Génesis 9:8-10).
Pregunta: ¿Cómo se aplica a nosotros la promesa que Dios le dio a Noé?
Todos los seres humanos, salvo Noé y su familia, perecieron en el diluvio. Todos somos descendientes de Noé. Cuando Dios les dio su promesa a los descendientes de Noé, incluyó a toda la humanidad.
Asimismo, la señal del pacto de Dios, el arco iris, aparece en el cielo después de la lluvia. El arco iris le recuerda a Dios y nos recuerda a nosotros la promesa que le hizo a Noé después del diluvio. Nunca más Dios destruirá la tierra con un diluvio (w. 12,13).
El arco iris es una señal de la misericordia y la gracia de Dios. Sin que importara l lo que la humanidad hiciera, Dios seguiría brindando su oferta de salvación.
El arco iris también nos recuerda que Dios será fiel a sus promesas. Podemos confiar en Él y tener la seguridad de que cumplirá lo que ha prometido. Y Él estará con nosotros por difíciles que sean las circunstancias.
Aplicación
Jesús dijo que la gente vivía como en la época de Noé, "comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca" (Mateo 24:38). No pensaban en el castigo que su pecado estaba a punto de causarles. Si no tenemos cuidado, podemos ser tan olvidadizos de nuestra condición moral y sus consecuencias como la gente de la época de Noé. Podemos fácilmente llamarle errores al pecado y excusar nuestra conducta pecaminosa. Y al igual que la generación de la época de Noé, podemos sentirnos bien con nosotros mismos y con nuestra condición espiritual, pero seguir corriendo el peligro del juicio de Dios.
Quizá nunca haya considerado que Dios lo juzgará por sus pecados. Pudiera haber pensado que de algún modo Él excusará la conducta de usted. Pero un Dios santo no puede tolerar el pecado.
Sin embargo, Él ha dado salvación por medio de su Hijo Jesucristo.
Sencillamente pídale a Jesucristo que le perdone sus pecados. Él lo limpiará y lo hará justo delante de Dios.