“Quienes hablan contra la familia no saben lo que hacen,
porque no saben lo que deshacen” (Gilbert Chesterton, 1874-1936).
Escritor británico
A diario aparecen en mi consultorio las maravillas y las
miserias del ser humano en el marco de su vida familiar. ¡Cuán sanadora pueden
resultar determinadas realidades familiares! ¡Cuánto daño también puede
producirse al descuidar los vínculos familiares!
Recuerdo un hombre con el que construimos algunas jugosas
conversaciones hace un tiempo. Esta persona de excelente nivel económico,
profesional, social y laboral transitaba un camino de búsqueda. Había pasado por
mil experiencias, había descuidado su familia, había probado todo lo que quiso.
Pero después de todo ese recorrido llegó a esta sencilla conclusión: “Ahora me
doy cuenta que la felicidad pasa por algo tan simple como mirar una película con
tu esposa, caminar de la mano, sentir el sol en la cara, tomar un cafecito, es
tan sólo eso”. Luego de la extravagancia y todas las novedades, comprendió que
la felicidad estaba en el disfrute de la cotidianeidad familiar.
He atendido decenas y decenas de hombres “mujeriegos”. Aquí en
Argentina llamamos así al hombre que seduce y conquista mujeres en forma serial.
Cazar mujeres es su lema de vida. Con total seguridad te puedo afirmar algo: no
he conocido a uno de ellos que sea feliz. Muchos han construido un personaje que
se sostiene a nivel social. Se muestran como divertidos, ganadores y seguros.
Pero en el plano íntimo pueden abrir su corazón y mostrar su incompletud,
frustración y sentido de vacío permanente. Ni siquiera te estoy hablando del
plano moral sino del plano psicológico. Mucha mujer o mucho hombre conquistado
no garantiza la felicidad, por el contrario.
Si en los principios del siglo pasado, Chesterton se preocupaba
por todos los que, aún sin darse cuenta, “trabajan” en contra de la familia,
¿qué tendríamos para decir en estos tiempos? Te propongo que hagas un simple
ejercicio: busca en Internet frases sobre la familia y encontrarás de todo;
desde comentarios positivos hasta el más destructivo de los sarcasmos. Luego
enciende la radio o el televisor. Escucha un poco entre líneas y analiza los
mensajes. ¡Son muchos los que, a partir de sus propias malas experiencias, están
apuntando a “deshacer” familias!
Algunos que han fracasado en sus experiencias familiares hacen
su autocrítica y reconocen en qué fallaron. Tratan de aprender. Pero otros, para
tapar su frustración o su inmadurez, prefieren tildar de “conservador” a
cualquiera que busque hacer algo a favor de la familia. Es una interesante
estrategia. Se colocan en un plano superior donde juzgan a los que sostienen un
proyecto de familia a lo largo del tiempo.
Muchos asesinos, violadores, estafadores, líderes mundiales
negativos y violentos no hubieran surgido si se hubieran desarrollado en un
ambiente familiar cálido. Alguna vez expresó Teresa de Calcuta: "¿Qué puedes
hacer para promover la paz mundial? Ve a casa y ama a tu familia". ¿Queremos
un mundo mejor? Comencemos por nuestro entorno más cercano. Seamos solteros,
divorciados, viudos o casados, construyamos relaciones de paz con nuestros
familiares. Siempre hay algo que podemos hacer. No te quedes quieto ni des lugar
a los que quieren destruir tu familia.
Amigo, cuidar tu familia y hacer algo constructivo por otras
familias es cuidar el mundo de hoy y el que se viene. Insisto, más allá de tu
estado civil actual, haz algo. Todos te lo agradeceremos.
GUSTAVO BEDROSSIAN
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