PERMANECER EN CRISTO

 

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. (Juan 15:7) Pero la unción que vosotros recibisteis de él, permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie os enseñe. Su misma unción os enseña todo, y es verdadera, y no miente. Así como os enseñó, permaneced en él. (1 Juan 2:27)

 

Hay algunas promesas extraordinarias en la Palabra de Dios para los que permanecen "en Cristo". Cuando permanecemos en Él, estamos viviendo en Él, habitando en un lugar de protección, y podemos descansar —confiando, dependiendo, y descansando en Él y en sus promesas—. Cristo es nuestro lugar de descanso, nuestro refugio, un lugar para ponerse cómodo y esperar que Él haga lo que nunca podríamos hacer.

Mientras permanecemos "en Cristo", nuestra voluntad está unida con la de Él. Sus deseos llegan a ser nuestros; nuestras inquietudes llegan a ser las mismas que las suyas. Llegamos a ser como Él, mientras permanecemos "en Él".

Jesús dijo: "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos" (Juan 15:5). Piensa en esa imagen un momento. ¿Cuánto tiempo puede sobrevivir una rama cuando está desconectada de la vid? Los cristianos que han perdido, o parece que no tienen mucha vida o entusiasmo, necesitan pasar más tiempo permaneciendo en la vid. Juan no enseñó que la salvación puede ser ganada por la obediencia; sino que la obediencia es el fruto de la fe y del amor. . . Si permanecemos en Cristo, si el amor de Dios habita en el corazón, nuestros sentimientos, pensamientos y acciones estarán de acuerdo con la voluntad de Dios... Muchos son los que, aunque se esfuerzan por obedecer los mandamientos de Dios, tienen poca paz y alegría. Esa falta en su experiencia es el resultado de no ejercer fe. Caminan como si estuvieran en una tierra salitrosa, o en un desierto reseco. Demandan poco, cuando podrían pedir mucho, por cuanto no tienen límite las promesas de Dios. Los tales no representan correctamente la santificación que viene mediante la obediencia a la verdad. El Señor desea que todos sus hijos sean felices, llenos de paz y obedientes. Mediante el ejercicio de la fe el creyente llega a poseer esas bendiciones. Mediante ella puede ser suplida cada deficiencia del carácter, cada contaminación purificada, cada falta corregida, cada excelencia desarrollada

He aprendido que, cuando empiezo a sentirme seco, como una planta en medio de una sequia, con mucha sed, lo que necesito es volver a tener contacto con la Vid.

La vida de permanencia en Él es una vida de paz, descanso, y fruto. ¡Entra! ¡Y permanece allí!

Haz esto: Si pensáramos y habláramos más de Jesús, y menos de nosotros mismos, tendríamos mucho más de su presencia.
Pide que el Espíritu Santo se involucre en todo lo que haces. Él te ayudará, y está esperando que se lo pidas.

                       

                              GRACIA Y PAZ

 


GRACIAS A LA HERMANA SILVIA POR EL FONDO