SIN UNA RAZÓN
APARENTE
Hace
tiempo, creo que unos 5 años, que experimento etapas de gran decaimiento
anímico. Lo he atribuido a diferentes posibles causas, desde la relación con la
muerte de mis padres en 2008 hasta problemas físicos. He recurrido a apoyo
médico y profesional en psicología, así como al pastor y mentor en quien me
apoyo.
Después
de la culminación de un exitoso evento cristiano interdenominacional que
organicé en la ciudad donde vivo, uno de los pastores intervinientes hacía una
evaluación muy positiva del mismo y me decía: "preparate para el
bajón". Sabiendo que estas situaciones me sobrevienen le pedí mayor
información de lo que me trataba de decir, y me dijo que en su experiencia
después de una intensa actividad ministerial él experimenta momentos de
profundo recogimiento anímico, hasta de depresión. Ya con el tiempo se fue
acostumbrando, de modo que los espera sin cuestionarse y consciente de que con
un poco de tiempo pasarán.
Estos
devocionales son leídos por un poco más de 4000 personas cada día. Es posible
que tú que lees estés pasando por situaciones similares. Si quieres compartirme
tu parecer, debajo en mi firma está mi correo electrónico.
Personalmente
este es un momento de "bajón anímico". Acabo de llegar de hacerme
análisis de laboratorio ordenados por mi médico, ante la posibilidad de una
deficiencia vitamínica, anemia u alguna otra causa orgánica. Lo cierto es que
además del estado depresivo paso por trastornos de sueño, dificultades en las
relaciones interpersonales y otros problemas relacionados.
Sé que
el mío no es el único caso de este tipo. Hay incluso varias referencias
bíblicas de personasjes de mucha importancia en Dios, que han atravesado estos
valles. En sus momentos de desánimo, David no podía entender por qué estaba tan
abatido. Se preguntó:
"¿Por
qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí?" (Salmo 42:5). Sin
embargo, sus preguntas no eran dudas acerca de Dios. De hecho, David comienza
el salmo expresando su profunda sed del Señor: "Como el ciervo brama por
las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma
tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré y me presentaré delante de
Dios?" (Versículos 1-2).
Destaco
que no era una cuestión de fe. No estaba dudando de la existencia de Dios, ni
mostraba enojo. En medio de su desánimo, David clamó por una revelación del
Señor. Él decía: "Dios, nunca ha habido un momento en
que yo te haya amado más, así que ¿por qué estoy sufriendo de este desánimo
abrumador?"
Hoy en
día, muchos creyentes están deprimidos porque el Espíritu Santo ha querido
llevarlos a la victoria, pero ellos se resistieron. Eligieron el camino de la
carne y éste siempre conduce al dolor y al desaliento. sienten que le han
fallado al Dios al que aman. Que han traicionado un llamado. Dios los eligió,
los tocó con su mano separándolos para una tarea, dándoles una misión, pero
ellos no tuvieron el valor necesario para ponerse de pie y avanzar en lo que
sentían que era la dirección propuesta. Se sienten mediocres, sienten que la
vida les pasa por arriba, que las hojas del almanaque caen una tras otra y que
en algún momento el Señor reclamará por lo que no hicieron.
No creo
que sea mi caso. Y posiblemente tampoco el tuyo. Por eso te hablo a tí, que
buscas a Dios con todo tu corazón. Estás siendo afectado por un tipo diferente
de desánimo, el tipo que viene sobre tí repentinamente, de la nada, sin ninguna
razón aparente. Ni siquiera puedes identificar si es una cuestión física,
anímica o espiritual. ¿A quién recurres? ¿a un médico, a un psicólogo o a un pastor?
Y debes
admitir que en estos momentos te presentas ante Dios para encontrarte
posiblemente con su silencio, que no cuestionas porque debe haber alguna razón
para el mismo... pero no la entiendes.
Cuando
llegue el ataque, no pienses que es algo inusual. Dios permite este tipo de
pruebas de fuego en todos sus santos.
Pedro
escribe:
"Amados,
no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna
cosa extraña os aconteciese" (1 Pedro 4:12).
Dice David Wilkerson: Si
éste es tu caso, puedes estar absolutamente seguro de que estás bajo ataque.
Satanás ha enviado una nube de desánimo para agobiarte. Ésta ha sido el arma
favorita del enemigo durante siglos contra los elegidos de Dios, ¡pero Él
(Dios) siempre tiene la victoria!
Una de
las personas que Dios puso a mi lado para acompañarme podría decirnos a tí y a
mí en este momento: "tranquilo,
no te desesperes, no te angusties, no te llenes de ansiedad. Esto va a pasar y
todo va a seguir bien, igual que ahora lo está".
Posiblemente
sea un tiempo en que necesitemos tú y yo un abrazo. ¿es así?
...Y si
estuvieras conmigo en la ciudad donde vivo, quizá también la oportunidad de
tomar un café juntos.
Te mando
por lo pronto un fuerte apretón estilo oso, animándote a que atravieses sin
temor el valle. Seguramente que si lo haces sin miedo podrás hasta
"disfrutarlo" viendo cómo transcurre todo a tu alrededor.
Dios te
bendice.
HECTOR
SPACCAROTELLA
tiempodevocional@hotmail.com
www.puntospacca.net
(apoyado
en un devocional de David Wilkerson)