ENSEÑANDO CON RESPETO Y AMOR
Formar una familia es todo un reto, especialmente en el mundo de hoy en que los hijos reciben gran influencia de factores externos, como los medios de comunicación, el internet, los amigos, entre otros, que compiten por la atención y el respeto de su familia, mucho más que en épocas pasadas.
Las influencias negativas que los padres mencionan como las drogas, alcohol, crimen, TV, la violencia contenida en juegos de video y películas, entorpecen su labor en la formación de sus hijos con respeto, y en el respeto para con ellos como padres y para con los demás.
Los niños aprenden e imitan el comportamiento de los adultos, especialmente el de sus padres, por ello, se dice que las actitudes se adquieren, no se enseñan. En otras palabras, lo que usted haga será una enseñanza mucho más efectiva que lo que usted diga. Como padres el rol es especialmente importante, porque los hijos observan cada movimiento y escuchan cada palabra. En la forma que mostramos respeto a los demás y así como los tratamos, mostramos cómo queremos que los otros nos traten a nosotros.
Recuerde pensar en los demás como personas, especialmente de sus familiares, resalte principalmente sus fortalezas y no las debilidades. Trate de ser comprensivo ante las exasperaciones, reconozca que todos somos seres humanos y cometemos errores. Sea un modelo de amor y perdón.
La autoridad es más efectiva cuando es usada selectivamente. Un “NO!” firme debe reservarse sólo para ocasiones muy serias, y los llamados de atención deben ser siempre reforzados con una mano firme pero gentil. “Corrige a tu hijos mientras aún pueda ser corregido, pero procura no matarlo a causa del castigo”. Prov 19:18
Comprender la autoridad externa a la familia es importante para los hijos. Por su ejemplo y palabras, puede enseñarles a respetar a aquellos en posiciones de autoridad que se encuentran alrededor de ellos.
Mientras usted les enseña el valor de hacer preguntas adecuadas, también enséñeles que las personas con autoridad tienen la última palabra. Incúlqueles que la autoridad está puesta para ayudarnos y hasta para protegernos, siendo necesarias para que exista un orden en todas las cosas. Los maestros, las fuerzas de la ley, y otros están puestos en sus lugares para que sean respetados.
La comunicación en una familia es imprescindible; especialmente cuando los hijos se hacen más grandes, uno de los mayores retos es mantener un abierto y respetuoso intercambio de ideas con la mamá o el papá. A medida que su familia crece, cada persona desarrolla nuevos intereses. Después de las actividades escolares o de juegos con los amigos, tome tiempo de calidad para estar juntos. Asegúrese de estar disponible para sus hijos, sea persistente. Tenga una mente abierta y acepte lo que se le dice sin emitir juicios. Ofrezca sus puntos de vista sin criticar y enséñele a sus hijos qué preguntas hacerse para ayudarse a sí mismos a pensar con cuidado ante las situaciones, mientras que a la vez se hacen preguntas no amenazantes que también les enseñará a discernir.
Al darle un sentido de valores bien arraigados, un sentido de equilibrio y juicio, un consentimiento de aceptar los retos de la vida, y un conocimiento de las necesidades y deseos de compartir las bendiciones de Jesús con otros, usted les está dando a sus hijos un boleto de entrada al mundo. Con estas habilidades sus hijos pueden manejarse en un mundo mucho más grande cuando crezcan. Debe proveer una vida hogareña en la que los hijos puedan crecer.
Sobretodo, ame y demuéstrele amor a sus hijos y disfrute el amor que ellos le profesan. “Y que el señor los haga crecer y tener todavía más amor los unos para con los otros…”
|