Los momentos de alegría están diseñados por un Dios alegre.
Partiendo de la base de que hemos sido creados a su imagen, si vemos en la Biblia el ejemplo de un Dios que se siente feliz, se alegra y sonríe, nosotros los seres humanos tenemos la capacidad de experimentar estas emociones que además, son un descanso para nuestro cuerpo y un bálsamo que nos trae alivio y esperanza.
Dios dice también en las escrituras: alégrense los que confían en el Señor. Si confiamos en que él tiene control de todas las cosas, en que todo lo que nos sucede resulta para bien de quienes lo amamos y en que él conoce lo que vivimos y quiere lo mejor para nosotros, seremos capaces de alegrarnos aunque estemos atravesando por problemas.
Alégrate, deja que tu corazón se llene de la paz que sólo Dios puede darte y vive cada momento lindo que se te presente a todo dar.
Habla con Dios, cuéntale tus problemas y pídele que se haga cargo. Así, disfrutarás y te recrearás en las cosas buenas que te sucedan y vencerás los destructores que quieren acabar con tu alegría.
No permitas que los momentos más especiales de la vida se te escapen de las manos. La vida es corta y el tiempo pasa muy rápido. Atesora en tu corazón los momentos de alegría y no le pongas límite a tu corazón para sentir el gozo y felicidad que Dios quiere para ti.
Por: Miriam Delgado