Ser uno mismo. ¡Parece tan trillada la frase! ¡Hemos escuchado y leído tanto sobre el tema! Pero, aún así, todos los días (literalmente todos los días) me veo envuelto en jugosas conversaciones con algunos de mis pacientes donde esta lección pareciera no haberse aprendido del todo.
Expectativa por caerle bien a todos… no se lleva muy bien con ser uno mismo. Sobreestimar las necesidades, sentimientos, gustos, ideas del otro en contra de las necesidades, sentimientos, gustos, ideas propias… no se llevan muy bien con ser uno mismo. Durante décadas dedicarse a una actividad laboral que se aborrece… no se lleva muy bien con ser uno mismo. Quedarse paralizado por los miedos… no se lleva muy bien con ser uno mismo. Vivir postergando aquel sueño que Dios ha puesto en nuestro corazón desde hace mucho tiempo… no se lleva muy bien con ser uno mismo. Creernos aquellas frases donde nos maldijeron con un “no vas a poder”… no se lleva muy bien con ser uno mismo.
Leí en esta semana una anécdota del violinista Paganini en el libro “Emociones” de Conangla, Soler y Conangla (Ediciones Urano) que me resultó desafiante: “Nicolo Paganini (1782-1840) todavía se considera como uno de los más grandes violinistas de todos los tiempos. Un día fue a tocar ante el público en un teatro de ópera totalmente lleno, pero, cuando salió al escenario y recibió una enorme ovación inicial, se dio cuenta de que había algo totalmente equivocado. Comprendió que tenía en sus manos el violín de otra persona. Para un músico como él esto era inaudito y se sintió muy angustiado, sin su querido violín. No obstante, comprendió que no tenía otra alternativa que iniciar el concierto y empezó a tocar. Se cuenta que éste fue el mejor concierto de su vida. Después del concierto, ya en el camarín, Paganini hablando con otro músico compañero suyo hizo la siguiente reflexión: -Hoy he aprendido la lección más importante de toda mi carrera. Hasta hoy creí que la música estaba en el violín; hoy he aprendido que la música está en mí”.
¿Qué te pareció lo que te compartí sobre este hombre? Aprendió nada más y nada menos que “la música estaba en él”. Me pregunto y te pregunto: ¿Cuándo vas a ejecutar la música que viene sonando dentro tuyo? Vamos, vamos, no te hagas el distraído o no empieces con tus excusas. Ya sabes que no hablo sólo de ser un músico, sino de aquello que está dentro de ti y se muere de ganas por salir hacia afuera. ¿Te vas a pasar toda la vida haciéndole caso a tus miedos? ¿Morirás preguntándote qué hubiera pasado si me animaba a ser yo mismo más allá de que alguno me abandone o se enoje?
Amigo, no te traiciones. Tampoco subestimes la creación de Dios. Esto es cosa seria. Tener miedo al ridículo, al fracaso o a la desaprobación es un atentado en contra de ese sello distintivo que hay en ti. No siempre será sencillo. A veces por estar tan acostumbrado a escuchar otras voces, te costará escuchar la propia. Pero intenta. Tú sabes que hay algo allí pendiente que tibia o potentemente te viene hablando desde el interior ya desde hace un tiempo. No te tengas miedo. Escúchate. No sé si todo te saldrá bien, pero estoy seguro que no habrás de ser muy exitoso no siendo tú mismo. ¿Ejercicio simple para este día? Haz algo donde no exista la más mínima duda que has sido fiel a tu propia voz.
GUSTAVO BEDROSSIAN
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