AUNQUE NO ESCRIBAS LIBROS…
Aunque no escribas libros, eres el escritor de tu vida.
Aunque no seas Miguel Ángel, puedes hacer de tu vida una obra maestra.
Aunque no entiendas de cine, ni de cámaras, tu existencia puede transformarse en un film primoroso con Dios de productor.
Aunque desafines al cantar, tu existencia puede ser una melodía que sería envidia de un compositor afamado.
Aunque no entiendas de música, tu vida puede ser una magnífica sinfonía que los clásicos respetarían.
Aunque no hayas estudiado la ciencia de la comunicación, tu vida puede transformarse en un reportaje modelo.
Aunque no tengas gran cultura, puedes cultivar la sabiduría de la caridad.
Aunque tu trabajo sea humilde, puedes ofrecerlo y convertir tu día en oración.
Aunque tengas muchísimos años, puedes ser joven de espíritu.
Aunque las arrugas marquen tu rostro, vale más tu belleza interior.
Aunque tus pies sangren en los tropiezos y piedras del camino, tu rostro puede mostrar una sonrisa.
Aunque tus manos conserven las cicatrices de los problemas y de las incomprensiones, tus labios pueden agradecer.
Aunque lágrimas amargas recorran tu rostro, tienes un corazón para amar.
Aunque no lo comprendas, en el Cielo tienes reservado un lugar.
Todo, todo... depende de tu confianza en Dios y de tu empeño en ser un digno hijo suyo.