vida, con apreciar el regalo de sus esencias, entender que el mundo no es sólo ancho, sino diverso y que no todo está dispuesto matemáticamente para complacernos...
Y así, al final, aceptaremos que para vivir en paz tenemos que entender, solamente, que como prisioneros de la vida misma, estamos irremediablemente condenados A VIVIR EN PAZ.