Y su Dios, ¿cómo es que vive?
"A quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre
los gentiles, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de gloria" Col. 1:27.
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;
y la vida que ahora la vivo en la carne la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me
amó y se entregó a Sí mismo por mí" Gálatas 2:20.
En el Antiguo Testamento, los hijos de Israel sirvieron a un Dios que estaba en los
cielos. Pero ahora, después de la cruz y de la resurrección, el Dios a quien servimos
ya no está únicamente en los cielos, pues Él ahora vive con nosotros. Cuando Pablo
dice que servimos a un Dios vivo, él se refiere al Dios que vive en nosotros y que es
uno con nosotros.
Supongamos que un hermano está a punto de enfadarse con su esposa. Pero el
Dios vivo, el cual está en él, no desea reñir. Así que el hermano no discute con su
esposa. De este modo él sirve a un Dios vivo, a un Dios que no solamente vive en él
sino que también vive con él. Con este ejemplo, vemos que el Dios vivo está vivo
no solamente objetivamente sino también subjetivamente.
Deberíamos testificar de que el Dios a quien servimos está vivo dentro de nosotros.
Necesitamos testimonios subjetivos que hablen de que Dios está vivo con relación a
nuestra vida cotidiana. Por ejemplo una hermana puede testificar de como ella fue
tentada a mirar a su marido de forma muy desagradable. Pero porque el Dios vivo
esta con ella no lo aprobó, ella no le mostró a su marido su desagradable expresión.
Esto prueba que su Dios está vivo y que Él vive en ella. Un ídolo no interfiere con
alguien que está a punto de perder la calma. Pero el Dios a quien servimos está
vivo, y el nos ajusta y nos corrige internamente.
Pastor Jaime Batista Cortes
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