¿De dónde proviene la vida?
Las bendiciones pueden venir desde fuera, pero la vida viene desde dentro. Dijo Jesús,
"El que cree en mí, de su interior correrán ríos de agua viva". Parece ser un lenguaje
desconocido en nuestros días. Vivimos en un tiempo en que las cosas son medidas
mayormente no en cuanto a su abundancia, sino en cuanto si alcanzan o no alcanzan
a suplir lo mínimo, sin embargo Dios siempre habla en términos de abundancia, de un
colmar de nuestras capacidades de recibir.
¿Qué es lo que nos separa de la plenitud? Quizás no son las decisiones conscientes
sino son las inconscientes. Quizás, de una forma muy sutil, hay una tendencia hoy
día de esperar más de Dios desde fura que desde dentro.
Quizás las palabras de los hombres y el ministrar de los hombres ha llegado a ser más
importante, más central para nuestras vidas que el ministrar del Espíritu de Dios en
el interior de nuestro ser. ¿Será más fácil para nosotros creer en lo que viene a través
de otros, que encontrar a Dios a solas y dejar que Él vivifique dentro?
Las últimas palabras de Jesús a los discípulos fueron: "Yo estoy con vosotros todos los
días, aun hasta el fin del mundo". Haríamos bien en examinar hasta qué punto vemos
esto como una realidad en nosotros. ¿Podemos decir que estamos plenamente
conscientes, (no como teoría sino como realidad) que Él está constantemente con
nosotros? ¿Qué está con nosotros todos los días, más allá de circunstancias cambiantes
o emociones fluctuantes? ¿Hasta el fin del mundo. No sólo el fin geográficamente
sino en todos los sentidos. Físicamente, cansancio, enfermedad o vejez sobrevienen?
Financieramente cuando los recursos han menguado y no hay señales de que se
repongan. Espiritualmente, cuando el alma siente como Abraham "el temor de una
oscuridad grande ".
Dios desea transmitir Su gracia a los Suyos, sin intermediarios. Él desea revelar a
nuestra generación algo que supera lo que la iglesia ha conocido y disfrutado en
generaciones pasadas. Creo que debemos elevar nuestros ojos más allá de las
manifestaciones de todo lo que nos impacta desde fuera, a pesar de lo hermoso
que nos pueda parecer, y estar expectantes a una revelación más plena de Sí mismo
que Él quiere desvelar en esta hora.
Creo que algo muy importante de nuestra vida espiritual que no es tenida muy en
cuenta en nuestros días es la medida de la entrega de nuestras vidas a Dios. Cuando
los hebreos hablaron de santidad una gran parte de su entendimiento tenía que ver
con "separación" de todo, para ser todo de Dios. Es algo total, absoluto más allá de
cualquier otra cosa. Es la realización de que fuimos formados por Él y para Él.
Este concepto de santidad está lejos de ser un mero abstenerse de el mal y un
esmerarse en cumplir con todo lo que se espera en un verdadero creyente. En el
Nuevo Testamento va más allá de ser una total separación y la santidad se revela
como un lugar, una dimensión en Dios donde Él lo es todo en todo. Fuera de esa
dimensión no existe NADA.
esta santidad es entrar en un lugar nuevo con Dios. Se traspasa el umbral de la
"rendición" y el milagro de Su toque creativo se opera en el corazón y en la voluntad.
Allí Él pone el querer y el hacer. Allí se hace realidad aquello de "hacer Tu voluntad
es mi deleite" Allí se puede ya proclamar" El caminar Contigo no es gravoso para mí".
Con solamente llegar a este punto, los atrios de esta esfera, los ojos empiezan a ver
las cosas de forma distinta. Ya al pisar en la vida, uno busca otros lugares adonde
poner los pies.
Y empezando a caminar en este camino se comienza a ver muchas cosas nuevas.
Más allá de lo que es fácil explicar. Hay un profundo sentir de estar rodeado de un
nuevo aire de libertad que no tiene ninguna frontera terrenal. Hay un sentir de
estar habitando un nuevo mundo donde la creación de Dios se presenta con
infinitas porciones de vida para ser poseídas. Hay una comprensión del lugar de
Dios, sobre todo, en todo, y a través de todo. PRESENTE, REINANDO, OBRANDO. . Quizás, de una
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