“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).
Muchos en la iglesia actual intentan determinar la proximidad del regreso de Cristo leyendo las señales de los tiempos. Vemos tales señales en eventos particulares, por ejemplo, el regreso de los judíos a Israel. Sin embargo una de las declaraciones más claras que Jesús hace acerca de su segunda venida se encuentra en el versículo de arriba: El fin vendrá sólo después que el evangelio ha sido predicado a todas las naciones –como testimonio.
La palabra que Jesús usa para “testimonio” en este versículo significa, literalmente, “prueba del hecho.” Cristo está hablando aquí no sólo de predicar el evangelio, sino de presentarlo como un testimonio. En resumen, Él dice, el evangelio que predicamos sólo es eficaz si está respaldado por una vida que testifica de su realidad.
Tú pensarías que en América, una nación llena de miles de iglesias evangélicas, habría un testimonio fuerte del evangelio. Pero muchas iglesias han comprometido el verdadero evangelio de Cristo. El hecho es que, incluso con toda la predicación evangélica en muchas de estas iglesias, hay muy poco testimonio del Señorío de Cristo en las vidas de las personas para respaldarlo. No son verdaderos testigos para la ciudad o la nación.
Claro que hay excepciones.
Pienso en un pastor bautista que una vez planeó construir un enorme edificio nuevo. Su congregación estaba creciendo rápidamente y él había comenzado a estudiar el movimiento del crecimiento de la iglesia. Pero entonces su esposa fue movida a orar y buscar al Señor, y pronto el pastor estaba haciendo lo mismo. Rápidamente dejó sus sueños de grandes números y empezó a ser un testimonio de lo que predicaba.
En un sermón reciente, el pastor preparó una pantalla grande en el frente de la iglesia. Dijo a su congregación: “El Espíritu de Dios ha estado hablándome acerca de los pecados de esta iglesia. ¡Y hoy vamos a verlos delante de nuestros propios ojos!”
Entonces el pastor proyectó pecado tras pecado en la pantalla: fornicación, adulterio, alcoholismo, abuso de drogas, pornografía. Luego comenzó su sermón: “No vamos a comenzar a construir una iglesia grande ahora mismo. Tenemos que enderezar el templo viviente de Cristo antes que podamos hacer cualquier otra cosa. ¡Tenemos que vivir este evangelio primero!”.
Hoy el Espíritu de Dios se está moviendo poderosamente en esa iglesia. ¡Las personas están acudiendo al Señor en masa, enderezando sus vidas, porque están oyendo un evangelio con un testimonio que le respalda!
DAVID WILKERSON