Una vez que recibimos la revelación de la gloria de Dios, no podemos seguir con nuestra pasada manera de tratar a los demás. Todo eso debe cambiar.
"Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo" (Efesios 4:31-32).
Dios nos está diciendo a través de Pablo: "Ustedes han visto Mi gloria y conocen Mi naturaleza y carácter, que soy misericordioso, pronto para perdonar. ¡Ahora, Yo quiero que ustedes expresen a otros lo que Yo soy! "
A pesar de que Moisés tuvo esta revelación de la gloria de Dios, en un punto, no la representó correctamente ante el pueblo. Perdió la paciencia con Israel a causa de la desobediencia de ellos y golpeó airadamente una roca con su vara, como si dijera: "¡Ustedes son un montón de rebeldes de dura cerviz!"
Dios no lo tomó amablemente en absoluto. Una vez que Él te revela Su gloria, Su benignidad, Su bondad, Su gracia y Su misericordia, Su paciencia no soportará que tú tergiverses Su gloria a los demás. Moisés había representado incorrectamente dicha gloria a Israel, y, como resultado, Moisés, una de las figuras más humildes y piadosas del Antiguo Testamento, fue privado de la plenitud de Dios. ¡No se le permitió entrar en la Tierra Prometida!
Encontramos otra ilustración de esto en una de las parábolas de Jesús. Él habla de un siervo al que le había sido perdonada una gran deuda por su amo. El amo demostró una increíble bondad, gracia y perdón a este hombre. Sin embargo, tan pronto como este siervo fue perdonado, halló a un hombre que le tenía una pequeña deuda y comenzó a asfixiar al deudor hasta que le pagara. El mismo que había experimentado un gran amor y perdón no mostró misericordia a cambio.
Jesús está diciendo en esta parábola: "¡Estás representando incorrectamente el amor del Padre! Él te ha tocado con Su increíble gloria a través de Su bondad y del perdón de tus pecados. Sin embargo, ahora que has visto Su gloria, la estás tergiversando ante el mundo".
Esto se resume en el mandamiento de Pablo: "Sean misericordiosos con los demás, así como Él ha sido misericordioso con ustedes".
DAVID WILKERSON