Fe
A veces nuestra fe es una línea muy delgada, y perdemos la fe ante cualquier contratiempo. Ante cualquier interpretación errónea de la realidad.
La fe mueve montañas, pero depende de nuestra fe moverlas.
De cuanta fe pongamos en que eso sucederá, o cuanta fe pongamos en creer que si Dios considera que debe mover esa montaña para nosotros, la montaña se moverá.
La fe implica creer aun en la adversidad.
Es muy fácil creer cuando todo marcha según nuestros gustos y deseos.
Nosotros podemos dejar que nuestra fe dependa de un hilo delgado, o que estemos unidos a la fe.
Deja a tu ego de lado, y solo quedara la fe.
Porque lo que te aleja de la fe es el ego.
El ego te quiere atrapado en lo que no sos, lejos de la fe.
Ningún ego domina a quien tiene fe.
Y donde no hay ego, hay luz.
Donde no hay ego, hay ser.
Hagamos de nuestra respiración un acto de fe.
Hagamos que nuestra vida sea un acto de fe.
(De la red)
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