EL SUFRIMIENTO INTERNO.
Se preguntarán el porqué de este título, bien, a través de mi vida, de los altibajos vividos, he llegado a conocer diversidad de seres que están envueltos en sus diferentes problemas, íntimos quizás, pero que se notan en su mirada, en su hablar, en su sonreír cansado, se nota en la manera en que su cuerpo responde al contacto, se nota en esas manos que húmedas se encuentran al tomárselas en un cálido saludo.
Estoy consciente que en estos tiempo vivimos en un constante estrés, la vida misma nos lleva en un continuo vaivén cual remolino constante que nos abraza, muchas veces no sabemos qué rumbo tomar, no sabemos qué actitud tomar, cómo responder ante los sucesos diarios o el futuro mismo.
Hablemos de la mujer, supuestamente fuerte, muchas veces sumisa o inmersa en el hogar, la mujer que se queda en casa, que tiene una y mil batallas que luchar en el cada día de su vida, mantener el orden, los hijos y un esposo que lucha por traer al hogar ese sustento que se necesita para vivir.
¿Se han preguntado qué piensa esta mujer? ¿Qué siente? ¿Alguien se preocupa por su sentir? Muchas veces no, ella solamente es el pilar de ese hogar. La que lava y plancha, lleva a los niños al colegio, nutre y sana con amor cada herida y termina en las noches cansada de tanto batallar.
Esas noches… sí, esas noches cuando llega el insomnio, aún con el cuerpo cansado, sus ojos no perciben el sueño por una y mil preguntas y temores constantes que aniquilan su tranquilidad. Porque es la mujer aprensiva muchas veces, se preocupa de todo los demás, sin pensar en ella misma. Yo pienso, consciente y plenamente que la mujer necesita muchas veces mantener su vida no tan apegada al hogar, sí, ya sé, nacimos con el alma de madre, de esposa, de mujer encauzada a mantener el orden en el hogar, pero dentro de sí, cuando pasan los años, llega esa edad en que no es suficiente, se anhela sentir algo más que un abrazo y un beso, el pensamiento se desvía y se empieza a sufrir, en esas noches de insomnio se da cuenta que su vida está vacía como mujer, porque quiso un día alcanzar un ideal, porque se quedó encerrada en el hogar, porque no tiene un minuto para ella, porque no se realizó tal cual sus sueños de juventud.
Esa soledad compartida que se vive, esos kilos de más en su vientre que los años dejan, que ni el gimnasio ni las dietas logran quitar y que muchas veces le hacen sentir fealdad… Y se miran al espejo y él le devuelve su gran verdad… los años transcurridos, su vida, el hogar, que aún cuando ama con sinceridad no le traen tranquilidad.
Ese sufrir interno que nadie comprende, o así lo siente, esa competitividad ante las demás, más cuando escuchas que “María está feliz porque consiguió un ascenso… que es inteligente y bella, mira a Rosita, satisfecha de sus logros, Gerente de producción de esa empresa tan importante, ¡ qué hermosa se ve con ese vestido entallado que delinea su silueta perfecta !” Y te sientes tan fea, gorda y vieja, aunque no sea así, pero dentro de ti sufres porque anhelas que te digan lo hermosa que estás, lo buena que eres para la cocina, la hermosa casa tan limpia como una tacita de té…
¡No! Sientes que nadie nota en ti estas cualidades, pero ¿sabes porqué? Porque llevas en ti esa insatisfacción de no haberte realizado en alguna cosa.
Pero mira, la grandeza de la mujer no está en una empresa, la belleza de la mujer no está en la silueta perfecta, ni en el vestido entallado que presume su dieta. La grandeza de la mujer radica en su corazón, en su alma, en sus sentimientos bellos, en esa taza de cereal que nutre a sus hijos, en ese abrazo tierno y en ese beso dulce que le dan… La grandeza de la mujer está en saberse realizar dentro y fuera del hogar…
Ese sufrimiento interno que llevas déjalo salir, dile a tu pareja que necesitas un tiempo para ti, sonríe, déjate llevar por tus sentidos, abraza la vida y piensa lo mucho que vales, lo hermosa que eres en tu interior, deja de preocuparte por el futuro de tus hijos, que Dios mismo los protege y cuida dentro y fuera de tu hogar.
La mujer es sinónimo de fuerza y entereza, el pilar del hogar, madre, esposa y amiga de él, no te dejes vencer por el sufrimiento interno y deja salir de ti la confianza en ti misma y la felicidad estará en ti.
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