De 7 a 14 años:” mi mejor amigo.”
"Es mi mejor amigo", será una frase que comenzaremos a escuchar muy a menudo. Pronto no oiremos hablar más que de Marcos o de Rocío y, en seguida, le tendremos durmiendo en casa alguna noche que otra. Bueno, es un decir, porque se pasarán varias horas hablando de sus mil cosas.
Tener un amigo es siempre tener un tesoro, pero encontrar un amigo íntimo en la infancia hace que el valor de esta relación se incremente en muchos quilates.
Alrededor de los ocho años, los amigos "íntimos" o "especiales" comenzarán a desempeñar un papel importante.
Ahora, con el nacimiento de su intimidad y su apertura al mundo exterior, la relación con los amigos del colegio y de la zona será más personal e íntima.
Tenderá a formar grupos de amigos de su mismo sexo, pero muy probablemente congenie especialmente con uno: su mejor amigo.
A estas edades, un amigo íntimo proporciona una seguridad adicional a la que nuestro hijo encuentra en casa. Comprobará que en la calle, en el colegio, también puede encontrar personas de las que fiarse: su mejor amigo. Así, crecerá confiado, seguro y equilibrado. Al apoyarse uno a otro, su autoestima (la de los dos) se verá incrementada.
El gran argumento que le llenará de satisfacción será "es mi mejor amigo". Como puede contar con su amigo íntimo, nuestro hijo será capaz de comportarse de maneras insospechadas en el colegio o en la calle. Sin embargo, delante de los padres o en casa parecerá un angelito.
"¡No es posible que mi hijo...!", podrá escapársenos. Sin embargo, sí es posible, porque con su amigo puede llegar hasta el fin del mundo. Se trata de un paso lógico y bueno en su proceso de autonomía con respecto a los padres.
Al amigo íntimo se confían todo tipo de secretos, de anhelos, de aficiones, de primeros amores, de sueños, de enfados... Y el modo de asimilar todas estas situaciones dependerá mucho de la opinión del amigo y de su experiencia.
Un buen amigo íntimo puede ayudarle a pensar siempre bien de los demás, a pensar siempre con optimismo ("lo conseguiremos"), etc. Pero por la misma razón, también puede deformarle si no hace más que criticar a sus compañeros o si echa abajo todos los sueños del amigo.
Papel de los padres
Una relación de amistad especialmente íntima puede ayudar mucho a nuestro hijo, siempre que no se convierta en exclusiva. Preguntando a sus profesores del colegio, hablando con él, invitando a sus amigos a casa de vez en cuando... podremos ir conociendo como desarrolla sus amistades.
Otra gran fuente de información son los padres del otro chico, para actuar conjuntamente si es necesario. Nosotros conocemos a nuestro hijo y sabemos si puede existir un desequilibrio de personalidades pernicioso, en cualquiera de los dos sentidos, pues salen perdiendo ambos amigos.
La amistad no es ni dominio ni sumisión. Si así ocurre, o si el ejemplo del amigo resulta pernicioso, habrá que procurar cortar esa relación a tiempo.
Del mismo modo, deberemos estar muy atentos al tipo de amigos de nuestro hijo. Ya sabemos que tiene que relacionarse con mucha gente distinta, pero debemos estar atentos a aquellos que cercanos a su intimidad sean buenos chicos
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