Carlos Annacondia
PERDONO Y JESUCRISTO LA SANO.
Durante una de mis primeras campañas se acerco una persona y me pidió que fuese a su casa a orar por la madre. Cuando termino la reunión, me dirigí a ver a esta señora que estaba enferma. Al llegar encontré una mujer paralitica, postrada en una cama, victima de un asma crónico que afectaba sus pulmones. En verdad, estaba muy mal, literalmente secándose en el lecho y muriéndose poco a poco.
Primero hable con ella sobre Jesús y su salvación. Después de estas palabras y al realizar una oración de confesión de fe, ella acepto a Jesucristo en su corazón.
Finalmente ore por ella, pero sentí que la bendición de Dios no llegaba a su vida. Era extraño lo que pasaba. Orando le pregunte a Dios que estaba sucediendo y El me hizo entender que el corazón de esta mujer estaba lleno de Odio y hasta que no perdonara, no recibiría su bendición.
Le pregunte, ¿Con quien tienes conflicto? ¿A quien no has perdonado?
Ella respondió que no tenia problemas con nadie y que se llevaba todo bien con todo el mundo. En ese momento me di cuanta de que mentía, pues Dios me había confirmado algo y el no engaña.
Por lo que le dije:
- Señora, usted no me dice la verdad- e inmediatamente sentí en mi corazón que el problema era con una de las nueras y decidí consultarle a la hija.
- ¿Cuantas nueras tiene su mamá?
- Dos me respondió.
- Una se llama María Rosa, y la otra, Ester.
- Entonces le dije a la madre: ¿Cómo es la relación con su nuera María Rosa?
- Ah, María es un amor, viene dos veces a la semana con mis nietos a vernos.
- ¿ y cómo se lleva con Ester?
- Y no obtuve ninguna respuesta. Entonces insistí unas cuatro veces y luego me contesto.
- A esa ni la nombre es una víbora. Me robo a mi hijo y no deja que mis nietos me visiten. ¡la odio! ¡No la voy a perdonar nunca!
En ese momento, ella confirmo lo que Dios me había dicho, entonces trate de hacerla entender la situación.
- ¿Sabes lo que ocurre? Usted se esta muriendo por que su corazón esta lleno de odio y de resentimiento.
- La palabra de Dios dice que debes perdonar para ser perdonado, puesto que estas en esta situación a cause de tal odio.
- Me dijo: pero no siento hacer eso, pastor.
La comprendí. Muchas veces no es fácil perdonar a alguien que nos ha herido, que nos ha lastimado profundamente. Cuantas veces he escuchado a personas contar cuanto las maltrataron en la niñez. A otros que violaron, traicionaron, atacaron y esto causo heridas en lo mas profundo de sus corazones.
Pero si pensáramos bien mucho mayor hemos pecado nosotros contra Jesucristo y sin embargo Él dijo: “Padre, perdónalos por que no saben lo que hacen” (Lc 23:34).
Entonces le explique que el perdón no es un sentimiento, sino una decisión. Si tendríamos que sentir perdonar, entonces nunca lo haríamos. Entonces ella entendiendo más, le dije que repitiera una oración: “Señor, perdono a Ester! La perdono Señor! En realidad, tuvo que esforzarse mucho para poder decirlo, pero finalmente lo consiguió. Varias veces repitió esta oración, y luego dijo: “perdono a Ester en el nombre de Jesús!
Al hacerlo, lagrimas comenzaron a aparecer en sus ojos. El espíritu Santo había entrado en ese corazón duro y lo estaba preparando, mientras lloraba, y me dijo.
- Siento como si algo salió de mi pecho y quede libre.
- ¿Ya perdonó a Ester? – le pregunte.
- Si ya la perdone – me respondió.
Pasando este episodio, el milagro de sanidad comenzó a cumplirse en esta mujer. Luego de no haber podido caminar durante tres años, se levanto de la cama y dio nuevamente pasos. Todos los allí presentes presenciaron el Verdadero PODER DEL PERDON.
"Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial." (Mateo 6:12-14)"