REFLEXIÓN VIERNES 7 DE MARZO DE 2014.
“Dios nos consuela en todos nuestros sufrimientos para que también nosotros podamos consolar a quienes sufren, dándoles el mismo consuelo que recibimos de él” 2 Corintios 1:4.
Los que han sufrido son los que mejor pueden ayudar a los que están sufriendo. Cuando vemos que alguien está sufriendo por la pérdida de un ser querido ò por una tragedia personal, por lo regular siempre escuchamos voces de amigos ó familiares aconsejándonos que tenemos que hacer esto ó aquello, que no lloremos, que no nos quejemos, que no nos sintamos mal. En ocasiones, en medio del sufrimiento, estas palabras caen como limón con sal, sobre una herida.
Por lo regular, las personas que nos cuentan sus penas, sus heridas, sus remordimientos, sus fracasos, esperan de nosotros no recriminaciones ni recomendaciones, simplemente esperan que les escuchemos que les abracemos, que le prestemos nuestro hombro para llorar, esperan sentir nuestro amor. “Dios nos consuela en todos nuestros sufrimientos para que también nosotros podamos consolar a quienes sufren, dándoles el mismo consuelo que recibimos de él” 2 Corintios 1:4.
Cuán importante es mantener, a diario, una relación firme con nuestro Padre Celestial. Él nos ayudará a atravesar los momentos trágicos. No interesa lo difícil o abrumadores que puedan ser nuestros problemas, Dios siempre tiene el control de todo lo que nos acontezca. Él es el Padre de toda consolación.
Cuando viene el sufrimiento, el dolor, la angustia, el rechazo, el pesimismo, la soledad, ¿Sabes a quién acudir? La Palabra de Dios nos anima, nos consuela, nos vivifica, nos fortalece, nos da seguridad y nuestra incertidumbre desaparece.
¿Está hoy pasando por un mal momento en su vida ó conoce a alguien que necesite su consuelo? Si has sido consolado por Dios, El espera que tú seas su instrumento, para consolar a otros.
ORACIÓN
“Soberano Dios y Padre Celestial: Gracias por ser mi refugio, mi escudo y mi fortaleza en mis sufrimientos. Tu Palabra me guía, me consuela y me da la seguridad de tu presencia en mi vida. Que como recibo de ti consuelo, también con sabiduría y gracia, consuele a otros. Tu brazo poderoso me sostiene, en el poderoso nombre de mi Señor Jesucristo.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ