Rompé el molde
“No reparéis en que soy morena, porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se airaron contra mí; me pusieron a guardar las viñas; y mi viña, que era mía, no guardé”
Cantares 1.6
Quiero señalarte cuatro consideraciones para vivir sabiamente en una sociedad como la de hoy.
- Que la opinión de los demás no te limite.
La sociedad tiene una opinión formada sobre las personas de acuerdo a su condición:
color de piel, nacionalidad, edad, condición social.
Los primeros en no reparar en esto debemos ser nosotros mismos, y después transmitirlo a los demás, tu condición no te condena, a menos que vos lo permitas.
Dejá de considerar aquello en lo que repara la sociedad y rompé con la predeterminación en tu vida, buscando la predestinación con que Dios te predestinó en Cristo Jesús.
- Preparate para la reacción.
Cuando la sulamita se plantó y dijo que no la excluyeran por su condición, se enojaron sus hermanos.
El sistema y las personas se enojan con los que quieren romper el molde de la predeterminación para ellos.
No se “bancan” que alguien, con un determinado perfil, cambie, progrese, y logre cosas impensadas por los demás para él.
Que la reacción y el rechazo de los demás no te paralicen, y te dejen postrado, sino que sean una confirmación en tu vida de que vas por el buen camino.
- No permitas que te pongan donde los demás quieren.
Al ver la condición de la sulamita los hermanos la pusieron a guardar sus viñas, es decir, le asignaron su función.
La sociedad hace una proyección de hasta dónde alguien puede llegar y le asigna un lugar y una función.
- Si venís de una familia pobre, nunca tendrás riqueza.
- Si sos extranjero, siempre serás de segunda.
- Si tus padres te abandonaron, no tendrás una linda familia.
- Si tenés 50 años, tenés que trabajar de cualquier cosa.
No permitas que esto suceda, frente a lo que dice la sociedad y lo que habla Dios para tu vida, creele siempre a Él.
- Que mañana no tengas que arrepentirte.
La sulamita termina reflexionando que no guardó su viña. Esto significa que no hizo lo que debería haber hecho.
Fijate en qué viña te encontrás, si en la tuya o en la que te pusieron los demás. Y si te encontrás en la que no es tuya, reaccioná cuanto antes.
En definitiva, ¿estás viviendo como Dios quiere que vivas o estás viviendo como los demás te dejan vivir? Respondé a esta pregunta actuando en consecuencia.
Que mañana no tengas que arrepentirte sino que puedas gloriarte en el Señor de haber roto el molde, y haber vivido como Él predestinó que vivieras.
Yo bendigo tu vida para que puedas volverte a tu predestinación en Cristo y renuncies a la predeterminación de los demás.
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