Padre Nuestro, Padre de los Cielos
Si Padre, porque el Cielo es tu trono.
Santificado sea tu Nombre.
Si Padre, porque sólo tú eres Santo, fiel y verdadero.
Venga tu Reino.
Te damos gracias por enviar a tu Hijo Jesucristo a compartirnos la gracia del perdón y tu misericordia sin límite.
Hágase tu voluntad en la tierra como en el Cielo
Así, al buscar primeramente tu Reino y tu Justicia a través de Jesús estaremos en tu voluntad y todo lo demás vendrá por añadidura.
Danos hoy el pan de éste día y perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos también a los que nos ofenden.
Te lo pedimos Padre, para recibir el Pan de Vida que Jesús es y recibir la provisión a todas y cada una de nuestras necesidades hasta que sobre abunde.
Nos arrepentimos y te pedimos perdón por todas las ofensas, desaires y nuestra falta de fidelidad en ti Padre, y también por nuestra ingratitud y las ofensas a las que hemos expuesto a nuestros semejantes. Y así mismo, con la misma intensidad, con la misma disposición y con la misma sinceridad con que clamamos tu perdón, así mismo soltamos perdón a nuestros semejantes por todo en lo que hemos sido ofendidos de palabra, obra u omisión.
No nos dejes caer en la prueba.
Consérvanos fuertes y vigorosos para resistirnos a todas las tentaciones que el malo nos pone para probar nuestra fidelidad en ti, Dios Nuestro, y podamos superarlas para rendirte honor, gloria y alabanza.
Líbranos de las acechanzas del malo que nos quieren sujetar a él, porque ahora somos hijos de tu Gracia que nos conduce al perdón para ya no ser esclavos de la Ley, lo que nos mantendría encadenados a la condenación.
Queda bien claro que si ustedes perdonan las ofensas de los hombres, también el Padre celestial los perdonará. En cambio, si no perdonan las ofensas de los hombres, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Repetimos: Nos arrepentimos y te pedimos perdón por todas las ofensas, desaires y nuestra falta de fidelidad en ti Padre, y también por nuestra ingratitud y las ofensas a las que hemos expuesto a nuestros semejantes. Y así mismo, con la misma intensidad, con la misma disposición y con la misma sinceridad con que clamamos tu perdón, así mismo soltamos perdón a nuestros semejantes por todo en lo que hemos sido ofendidos de palabra, obra u omisión.