Típico saludo expresado en estos últimos días: “¡Felices Pascuas!”.
El viernes pasado asistimos a un concierto donde nuestro amigo Silvano Cáseres, entre canción y canción, fue transmitiendo un mensaje relacionado con la celebración de estos días. En un momento compartió el significado de la palabra “Pascua”. Se sintetiza en una frase. ¿Te cuento cuál es? “Pasar por alto”. Pascua significa pasar por alto.
Proviene de la palabra hebrea “pesaj”. El concepto “Pasar por alto” para el pueblo judío no representó un hecho menor. Cuando vivían como esclavos en Egipto, hubo una noche donde se produjo la plaga de los primogénitos. Dios esa noche preservó a cada familia judía para no ser alcanzados por la citada plaga. Este suceso además iba a ser determinante para que, finalmente, Faraón dejara al pueblo hebreo salir de Egipto y de la esclavitud.
Para los cristianos, el mensaje de la Pascua está asociado con la muerte y resurrección de Jesús. Su sacrificio, para quien decida aceptarlo, también se vincula con el hecho de “pasar por alto” nuestras faltas. Dios, a pesar de su perfección, puede pasar por alto nuestras miserias si nos arrepentimos y reconocemos que necesitamos de Su Gracia y Su Perdón.
Ante lo planteado, es donde me parece que también podemos preguntarnos:
¿Pasamos por alto nosotros las ofensas recibidas?
¿Será posible tener alguna vez una Feliz Pascua sin aprender a pasar por alto daños menores y no tan menores recibidos?
¿Es razonable que habiendo Dios pasado por alto nuestras deudas, tengamos la caradurez de no perdonar a nuestros deudores?
Amigo, aunque llegue un día tarde, ¡Felices Pascuas! O dicho de otro modo, que este tiempo te encuentre aprendiendo el arte divino de pasar por alto.
GUSTAVO BEDROSSIAN