Para todos los que depositaron sus esperanzas, felicidad y seguridad en el dinero, los últimos meses del año 2008 fueron una llamada de alerta. No se podía ir a ninguna parte sin que hubiera gente hablando de la crisis financiera mundial. incluso cristianos de toda la vida que debieron haber buscado su provisión en Dios estaban en pánico. La cortina se corrió y nuestro falso dios del dinero se reveló con toda claridad.
La razón por la cual el dinero nos importa tanto es que evidentemente resulta ser el competidor número uno por nuestros corazones. En 1 Timoteo 6:10 se nos indica: «Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores». Mucha gente cita mal este versículo diciendo: «El dinero es la raíz de toda clase de males». Sin embargo, lo malo no es el dinero. El dinero no tiene moral. Puede usarse para bien o para mal. Lo que constituye la raíz de toda clase de males es el amor al dinero. El amor del dinero lleva a otros abusos, ya sean de poder, sexo u otros pecados.
Este es un tema tan importante que incluso Jesús lo trató de una forma directa: «Ningún sirviente puede servir a dos patrones. Menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y des- preciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas» (Lucas 16:13).
Por desdicha, las acciones de muchos cristianos ateos indican que adoran al dinero en lugar de a Dios. incluso hay algunos que viven como si creyeran que Dios existe para ayudarnos a conseguir más dinero y más cosas. En mi opinión, esta es la raíz del peligroso evangelio de la prosperidad.
Aunque sí es cierto que Dios quiere bendecir a los suyos, hay muchos que creen que eso significa que él desea que todos seamos ricos. Aquel que haya experimentado el amor profundo en una relación sabe que uno puede ser bendecido en más de un solo aspecto. Dios no está en contra de que tengamos dinero o cosas, pero en verdad detesta que el dinero y las cosas se apoderen y adueñen de su pueblo.
Craig Groeschel
Tomado de El Cristiano Ateo Copyright ©2013 por Craig Groeschel. Editorial Vida.