Risa
"Les dijo: Sálganse de aquí, pues la muchacha no está muerta, sino dormida. La gente se rió de Jesús." Mateo 9:24 "
La situación no era de lo mas cómoda. La casa de Jairo estaba llena de gente que asistía al velorio. Su hija había sido declarada muerta y los judíos habían comenzado la ceremonia.
Ya estaban las lloronas alquiladas gritando y llorando en la puerta de la casa. Estaba la madre angustiada y triste que no entendía lo que estaba pasando. Estaban los amigos de la nena que lloraban. Estaban los amigos de los padres que se sumaban a la angustia de la madre que perdía a su única hija.
La angustia era muy grande, nadie entendía por qué una niña tan joven tenia que morir. Se cuestionaban la injusticia de este hecho, habiendo tantos que merecían la muerte más que ella.
Por eso es que la gente reacciona así con Jesús. Ante la frase del Maestro, los que la escuchan se ríen de Jesús. Parecía un chiste de mal gusto. No había derecho a hacer ese comentario. La muerte ya estaba definida. No había mas esperanza. Ya no había mas posibilidad de error en el diagnóstico.
No había por qué jugar con los sentimientos de la familia. No había forma de cambiar el futuro. La niña estaba muerta, solo restaba acostumbrarse a la lúgubre idea.
A veces nos sentimos como esa familia. Miramos para adelante y solo encontramos tristeza. Pensamos que no hay futuro luminoso, solo días de angustia y grises. Nos resultan tontas las palabras de aliento que escuchamos. Tal vez hasta nos causan risa, porque sabemos que no hay solución posible. No tenemos esperanza.
Pero nos olvidamos que estamos frente a Jesucristo. El Dios hecho Hombre, quien comprende perfectamente todo lo que nos pasa y sabe cómo nos sentimos. Es Cristo quien dice: Ella no esta muerta, solo duerme. Es Cristo quien dice: Ten confianza, el problema va a pasar. Yo estoy contigo, y no te dejo. Nunca te abandono. Te voy a dar fuerzas para estar bien a pesar de la tristeza.
Jesús entró en la habitación y la niña despertó. Se volvió a escuchar la risa, pero esta vez de sincera alegría. La madre lloraba de emoción al ver a su hija caminando, Jairo solo podía esbozar un tenue "gracias" que apenas podía escucharse.
Jesús había actuado, y había cambiado la realidad de esa casa. El tiene el mismo poder hoy y puede cambiar tu realidad. El tiene la fuerza para cambiar tu lamento en alegría. Jesús esta aquí.
No te rías desconfiando, vuelve a creer.
GRACIAS A LA HERMANA SILVIA POR EL FONDO
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