Pensé tener una buena idea para un ministerio, pero no consulté con el Señor antes de seguir adelante. Como resultado, incurrí una deuda de $5,000 sin manera alguna pagarla. (En la economía actual, esa cantidad sería como $25,000.)
Desesperado, comencé a declarar todos los pasajes bíblicos que decían: “Dios suplirá todas mis necesidades”. Entonces un día, mientras oraba, escuché una hermosa voz que me decía: “David, ve a la calle Chester mañana al mediodía y camina en el lado izquierdo de la calle. Un hombre caminará hacia ti con un sobre con $5,000. Este hombre es mi ángel y el pondrá ese sobre en tu mano”.
Yo pensé: “Gracias Señor. Realmente eres fiel”. Y el día siguiente al mediodía, caminé por la calle Chester y esperé. Ahora bien, este era un pueblo de 1,200 personas y nadie caminaba por las calles durante el día porque todos estaban trabajando. Así que por mucho tiempo no vi una sola alma. Caminé de ida y vuelta por casi una hora, preguntando: “Señor, ¿dónde está el hombre?”
Finalmente, regresé a casa desesperado. Oré: “Señor, ¿cómo pude ser tan engañado? ¿Ahora, qué haré? Por favor Padre, perdóname por no confiar en Ti. Pongo todo este asunto en Tus manos”.
Unos días después, un hombre de nuestra iglesia me llamó: “Supe acerca de tu necesidad y conozco a alguien que te podría ayudar. Él es un banquero cristiano que vive en otro pueblo. ¿Por qué no le das una llamada?”
Me puse en contacto con el banquero, y el hizo algo nunca visto por mí en esos días: El me dio un préstamo sin seguro por $5,000 y me dijo: “Puedes pagar $50 por mes”.
Dios arregló la situación. Y a través de ello, me enseñó esta lección: “David, Yo pude haber enviado un ángel para que te diera el dinero, pero quise que aprendieras algo, porque te amo. Si no te enseñaba esto, aún estarías tomando decisiones necias y tendrías una deuda de $100,000”.
Aprendí que aunque debo confiar en el Señor por lo imposible, no puedo esperar que un ángel aparezca de pronto y me liberte de mis decisiones irresponsables.
david wilkerson