REFLEXIÓN VIERNES 19 DE SEPTIEMBRE DE 2014.
“El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor?” Salmo 27:1.
En esta tierra donde hay tantas aflicciones, enfermedades, guerras, inseguridad y toda clase de conflictos conyugales, familiares etc. viviríamos muy asustados, si no estuviéramos seguros de la bondad justa, generosa, protectora e infinita de Dios. Él es nuestro escudo, nuestra fortaleza y nuestro pronto auxilio en todas nuestras tribulaciones. Cuando confiamos en Él podemos vivir confiados, porque Él está de nuestro lado.
Es incalculable el número de personas que viven esclavas de las fobias. Sus miedos opacan, en ocasiones, la alegría en sus vidas. Muchos no tienen algunos miedos, tal parece tenerlos todos. Temen a la oscuridad, a la luz, a las alturas, a los espacios cerrados, a los espacios abiertos, miedo a la sangre, miedo al olvido, miedo a las arrugas, a la soledad, miedo a la muerte, miedo a ser enterrado vivo.
Como si esto no fuera suficiente, muchos tienen miedo al amor, miedo a las mujeres, miedo al sexo masculino, miedo a ir a trabajar, miedo al futuro, miedo a la pobreza. Sin mencionar también los miedos a los animales como los ratones, los gatos, las lechuzas, las cucarachas, las serpientes etc. Vivimos con miedo a muchas cosas y esto ha afectado la vida de muchas personas.
“El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor?” Salmo 27:1 El SEÑOR JESUCRISTO es la luz que nos guía y nos protege ¿A qué hemos de temer? “El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?” Aunque un ejército acampe contra mí no temerá mi corazón; aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tú vara y tu callado me infunden aliento.
Así es nuestro Altísimo Dios, rodea a los suyos para protegerlos y los tiene seguros. No hay mayor seguridad que saber que estamos protegidos en la fortaleza de nuestro Salvador: El Señor Jesucristo.
ORACIÓN
“Soberano Dios y Padre Celestial:” Tú me libras de todos mis temores y angustias. Enciendes mi lámpara, alumbras mis tinieblas y me rodeas con tu escudo de protección divina, porque en ti he confiado. Amado Dios, en ti siempre espero, eres mi fortaleza cada mañana y mi salvación en tiempo de angustia, siempre estás a mi favor; no temeré ni desmayaré porque me sostienes con tu poderosa mano. Tu manto de gloria me cubre, el bien y tu misericordia me sigue todos los días de mi vida, en el poderoso nombre de mi Señor Jesucristo “Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ