¿Cómo podemos comunicar mejor las buenas nuevas? ¿Cómo podemos comunicar mejor lo que Dios ha hecho por nosotros? ¿Cómo podemos hacer que la gente tenga un mejor concepto de la iglesia? Tenemos el mensaje más poderoso del mundo, pero no sabemos cómo comunicarlo bien. Tenemos el mejor regalo del mundo, pero a veces está envuelto en un papel feo.
El mundo está cambiando más rápido que nunca. Una persona en medio de la selva con un teléfono celular e Internet tiene más información en la mano que el presidente de Estados Unidos hace veinte años. Por eso, una de las competencias más grandes de la iglesia en el día de hoy es la información. Como nunca antes estamos rodeados de información, y esta también puede traer distracción a esta generación como a ninguna otra antes.
En la actualidad sucede algo que para mi generación resulta curioso: si uno predica a una congregación de jóvenes sobre un tema en particular, algunos de ellos durante la enseñanza buscan información acerca de lo que se está predicando desde sus teléfonos móviles. La información hoy día va a la velocidad de la luz.
Una persona ve un promedio de cinco mil mensajes al día (letreros en la calle, comerciales de TV, propaganda en los buses, volantes, personas con productos, etc.); todos estos mensajes están gritando para capturar la atención de la gente. Nosotros presentamos nuestro mensaje en la iglesia, pero debemos saber que es uno entre otros cinco mil que a diario reciben las personas. Por esto, el desafío es: ¿cómo logramos que nuestro mensaje sobresalga del resto? Una vez más, tenemos el mejor mensaje del mundo, pero a veces no sabemos cómo presentarlo.
Hoy día, el televisor está prendido ocho horas diarias, y las personas, como promedio, duermen seis horas al día; es decir, la TV le gana al sueño. En la iglesia solo tenemos una o dos horas a la semana. Son dos o tres horas semanales contra ocho diarias. Y si no sabemos cómo comunicar el mensaje estamos perdiendo gente. ¿Cómo peleamos una batalla contra las cinco mil voces diarias de la calle? Es una batalla para ganar influencia, y el blanco principal es la juventud.
En la actualidad las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram y otras) han superado a la pornografía en Internet, y eso es bueno. ¿Pero qué significa? Que esta red es una gran atracción. Si Facebook fuera una nación sería la quinta más grande del mundo. La Biblia dice: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio» (Marcos 16.15). Si Facebook fuera una nación, ¿no sería un nuevo lugar para pastorear? Hay que cambiar la metodología de la iglesia.
Repito, tenemos el mejor mensaje del mundo. ¿Cómo hacer para que este mensaje llegue al mundo? ¿Cuál es nuestra historia? ¿Qué ha hecho Dios en nuestra vida personal? ¿Por qué esto es importante? Porque lo que Dios ha hecho en nuestra vida es único y debe ser escuchado.
Otra curiosidad que hoy día encontramos es esta realidad: un gran porcentaje de las personas que van a la iglesia por primera vez, han navegado por la página web de la iglesia antes de visitarla. Es decir, cuando llegan el domingo ya nos conocieron previamente. La visibilidad en este mundo es tan importante como la habilidad. En la actualidad no solo debemos tener habilidad sino también visibilidad. Ser visible para que la gente se dé cuenta de nosotros, para poner nuestro mensaje entre los cinco mil diarios que ellos ven, y que nuestro mensaje sobresalga para que se den cuenta del poder que tiene. Hoy día hay mucha «bulla» en el mundo, pero recuerda: nuestro mensaje puede ser admirado, observado y oído. La iglesia tiene que tener visibilidad, pero no olvides que ¡las redes sociales no perdonan! Nos obligan a andar con más integridad que nunca antes. En estos tiempos, las noticias corren con el viento.
Las grandes empresas del mundo saben el poder de las redes sociales. Si hace diez años alguien tenía una mala experiencia en una tienda o en un negocio, esa persona iba y lo contaba a siete amigos suyos. Hoy día, si alguien tiene una mala experiencia en un negocio, siete mil se enteran por las redes sociales. Pastor, imagine esto en su iglesia; si hace diez años alguien entraba a su iglesia y encontraba a algún hermano con mal genio, lo contaba a siete personas; hoy todo el mundo lo sabría. Por esto, nuestra gente debe ser amable. Tenemos que lograr que cuando alguien venga a la iglesia, viva la mejor experiencia; tras una mala experiencia, la gente pasa la voz; así como se gana buena reputación si la persona tiene un momento agradable. Un buen nombre vale más que el oro.
Dios es creativo, y si Él es creativo, ¿por qué no podemos ser creativos para poner nuestro mensaje en un mundo con tanta «bulla»? ¿Por qué no podemos tener más creatividad en la forma que presentamos nuestra fe? Por ejemplo, la mayoría de los logos de las iglesias son palomas, banderas y mundos… ¡Dios es más creativo que esto! No digo que esté mal, cada quien tiene su estilo y forma de pensar. Nuestro logo en Camino de Vida es una palmera, y no es porque soy amante de la playa, es por el salmo 92.
Busquemos más formas de hacer famoso a Jesús. Promovamos lo que Dios está haciendo. Le pregunto a usted: ¿está entrando al mundo de la juventud a través de los medios sociales? Estoy seguro de que hay personas dispuestas a hacerlo en su iglesia. Hoy día hay más teléfonos celulares en el mundo que personas. ¡Tómelo en serio! No tema usar las redes sociales para dar al mundo un mensaje de esperanza y salvación.
Tomado del libro Iglesia Relevante © 2014 Robert Barriger Publicado por Editorial Vida. ISBN: 978-0-8297-6599-1