No sé cómo tomas tus decisiones, cuáles son los criterios que te marcan un rumbo.
¿Esperas tener todo claro para avanzar? ¿Aguardas que lleguen las condiciones ideales?
¿Crees que Dios habrá de dictarte punto por punto cada uno de los pasos a seguir?
A lo largo de mi vida, me he cruzado con toda clase de personas y todo tipo de estilos de afrontamiento en cuanto al tema de encarar determinados proyectos. No dejan de sorprenderme aquellos que parecieran tener una línea directa con Dios tan aceitada, que se manifiesta en “Dios me dijo que haga esto”, “Dios me mostró aquello”. No dudo que esto puede suceder y creo haberlo experimentado en alguna oportunidad. Pero me llama la atención el caso de aquellos que parecieran recibir mensajes divinos cada diez minutos. También me ha llamado la atención cómo algunos de ellos al día siguiente afirman recibir otro mensaje divino que ahora les indica en la dirección contraria. En fin, mi lema es “vivir y dejar vivir”. Aunque sí me enoja cuando éstos que tienen esa “línea directa con Dios” han incitado a gente desesperada e ingenua a t omar decisiones que les provocaron serios inconvenientes.
Estoy convencido que somos creación de Dios y que ese Dios amoroso tiene un plan específico para tu vida y para la mía. A veces quisiera tener mayores niveles de certeza en cada paso que doy pero, por lo menos en mi caso, me manejo con estas palabras o frases que siguen a continuación:
Posiblemente…
Creo…
Supongo…
Interpreto que…
Esta semana releía unas palabras que escribió el rey Salomón hace mucho tiempo y que están reflejadas en la Biblia:
“Envía tu grano por los mares, y a su tiempo recibirás ganancias. Coloca tus inversiones en varios lugares, porque no sabes qué riesgos podría haber más adelante. Cuando las nubes están cargadas, vienen las lluvias. Un árbol puede caer hacia el norte o hacia el sur, pero donde cae, allí queda. El agricultor que espera el clima perfecto nunca siembra; si contempla cada nube, nunca cosecha. Así como no puedes entender el rumbo que toma el viento ni el misterio de cómo crece un bebecito en el vientre de su madre, tampoco puedes entender cómo actúa Dios, quien hace todas las cosas. Siembra tu semilla por la mañana, y por la tarde, no dejes de trabajar porque no sabes si la ganancia vendrá de una actividad o de la otra, o quizás de ambas” (Eclesiastés 11:1-6, Biblia NTV).
Se dice que Salomón fue un hombre inmensamente sabio y muy conectado con Dios. Aún así este hombre afirmó “tampoco puedes entender cómo actúa Dios”. He visto también personas a lo largo de mi vida que esperando la claridad absoluta o las condiciones perfectas, quedaron siempre en “estado de espera”, sin avanzar. Quizá será que sus propios temores se disfracen detrás de esta postura; no lo sé. No soy adivino ni puedo conocer qué hay en el fondo de cada corazón. Lo que sí entiendo de este párrafo bíblico que nuestro desafío es Sembrar. Cada día nuestra responsabilidad es seguir gastando nuestras semillas (aquellas que Dios nos proveyó) en donde intuimos que es el mejor camino. No siempre daremos en el blanco. Pero a mayor siembra, mayores chances de éxito .
Amigo, no te estoy alentando a que tomes decisiones con liviandad. Tomate un tiempo de reflexión. Busca principios que guíen tus pasos. Observa el panorama. Pero no esperes situaciones donde las dudas o los temores no existan para avanzar. Siembra. Incansablemente siembra. Hoy siembra. Mañana agradecerás haber sembrado aún a veces con incertidumbre y dolor. Sin poner excusas, hoy siembra.
Gustavo Bedrossian