Conocemos la historia de José y sus hermanos. José fue vendido a Egipto, y tuvo que pasar por momentos difíciles y tentaciones. Recientemente hablé en mi iglesia de esta historia en relación con el tema: "¿Qué es una bendición?" Sobre la base de esta historia, yo quería mostrar que las bendiciones no sólo significan la felicidad, sino que Dios está con nosotros en todas las situaciones. Los siguientes versos me hicieron pensar.
Antes de comenzar el primer año de hambre, José tuvo dos hijos con su esposa Asenat, la hija de Potifera, sacerdote de On. Al primero lo llamó Manasés, porque dijo: “Dios ha hecho que me olvide de todos mis problemas, y de mi casa paterna." Al segundo lo llamó Efraín, porque dijo: “Dios me ha hecho fecundo en esta tierra donde he sufrido." Génesis 41: 50-52
José debe haber pensado, en ese momento, que, finalmente, la bendición de Dios es visible y tangible, porque Dios le había ayudado a través de su pasado traumático.
¿Conoces esta situación? Tú has sufrido algo en tu matrimonio que era tan doloroso que algo tiene que suceder para que puedas superarlo: otro amigo, un hijo, un nuevo trabajo, un nuevo pasatiempo, una terapia... Entonces mucha gente dice, "Eso me ha ayudado." ¿Pero es eso suficiente para Dios?
A veces nos dejamos estar satisfechos con "la mitad-la felicidad" y que eso es todo. La historia de José no termina con el nacimiento de sus hijos, pero si con la sanidad de su familia.
Dios no se detiene en el punto en el que tenemos la sensación de que todo está hecho y es suficiente. Dios se detiene cuando se cumple su plan.
"Pero ahora, por favor no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas". Génesis 45: 5
Con frecuencia llegué al punto donde pensé, realmente estoy bien. Todo mi dolor de la separación de mi marido se ha ido. ¿Por qué debería yo todavía mantenerme en oración por mi matrimonio?
El lema de un evento reciente de los jóvenes era: ¡Jesús quiere para ti no "media felicidad" - Él quiere que el máximo!
Me gustó eso. Dios no quiere la mitad de mi felicidad, sino el máximo y para este máximo pertenece la salvación de mi esposo y la sanidad de mi familia.
Cuando los dos ciegos se acercaron a Jesús, ¿era su petición, "Señor, necesitamos un nuevo bastón y un cuenco de mendigar un poco más grande?" No, ellos querían ser sanados. Y esto fue lo que Jesús les dio.
No dejes de orar por tu matrimonio en un punto donde tienes la sensación que estás en el dolor, con una nuevo amigo del mismo sexo, un hijo, un nuevo trabajo, etc., sino espera de Dios lo máximo.
Esperando lo máximo en Alemania,
Silke
Rejoice Marriage Ministries, Inc.
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